Empecemos por llamar las cosas como son y no como se le ocurrió al gobierno Duque en 2018, y ahora al de Petro, de bautizar como “ley de financiamiento” lo que a todas luces es una reforma tributaria. Tanto la del 2018 como la actual, y otras tantas, han tenido el propósito de subir impuestos para cuadrar caja y equilibrar el presupuesto. Si realmente se tratara de una “ley de financiamiento”, las medidas propuestas serían transitorias para el año específico, pero al convertirse en impuestos y tarifas definitivas para los años subsiguientes, no tiene ningún sentido la distracción. Sencillamente se trata de una reforma tributaria y punto.

Y esta vez, según el propio Gobierno, para el 2025 hacen falta $12 billones para equilibrar ingresos y gastos. Pero al analizar en detalle el recaudo esperado para el 2025, vemos que el Ministerio de Hacienda está partiendo de la premisa de que la DIAN va a lograr un incremento de $27.9 billones en ingresos por “mejor gestión”, a pesar del difícil momento por el que atraviesa la economía colombiana. Es decir que para el año 2025, el “descuadre” no sería de $12 billones, sino que podría alcanzar $40 billones.

Y ante semejante “despiporre”, resulta lógico concluir que el presupuesto para el 2025 está sobredimensionado. Y cuando a una empresa, o familia, o a cualquier persona, el dinero no le alcanza para todas sus necesidades, y su endeudamiento no le permite contraer mayores créditos, lo correcto sería disminuir gastos y aplazar algunas inversiones. Por ello el Gobierno debe reducir el gasto en burocracia y definir un programa serio y creíble de austeridad fiscal. Ello ayudaría a solventar la crisis y traería inmensos beneficios a la economía.

No resulta coherente entonces que ante las inequívocas señales de declive de la actividad económica (industria, comercio, construcción, etc.), traducidas en un evidente menor recaudo de impuestos en la DIAN, ahora se pretenda solucionar el problema con una nueva alza en los impuestos. ¡Al país ya no le cabe un impuesto más! Y parece que a los técnicos del Ministerio de Hacienda se les olvida que si la economía prospera el recaudo de impuestos crece. Así de simple.

Y eso que no se conocen detalles de la inconveniente reforma tributaria que se presentaría al Congreso, pero las “perlas” que se han filtrado a los medios de comunicación resultan terribles. ¿Qué tal un 5 por mil; o mayor tributación a las personas naturales; o echar para atrás la reducción en los parafiscales? ¡Qué miedo! Ojalá se trate de meras especulaciones.

Este presupuesto fue radicado en el Congreso el 30 de julio pasado; y dicha institución tenía hasta el 15 de agosto para devolverlo al Gobierno, pero no lo hizo; y tiene hasta el 15 de septiembre para rechazar su monto definitivo; y seguramente tampoco lo rechazará. Aunque estaría por verse si lo dicho recientemente por el presidente del Senado se vuelve cierto o deberá tragárselo: “Tengo los votos para hundir esta reforma tributaria el próximo martes (hoy)”. Amanecerá y veremos.