¿Qué hacer frente a lo que es diverso? ¿Cómo relacionarse con lo que consideras distinto? ¿Cómo reaccionar frente a lo diferente? ¿Cómo entrar en diálogo con lo que consideras puede llegar a amenazar tus posiciones, creencias, opiniones y certitudes? Es un proceso que puede pasar por tres fases, todas importantes y progresivas: conocer, tolerar y reconocer.
Lo primero que se debe hacer es conocer eso que consideras, diverso, distinto, diferente… y que por ello puedes sentir que puede llegar hasta ser amenazante. El primer paso consiste en conocerlo, informarte bien al respecto y no dejar que los prejuicios, preconcepciones, imaginarios que manejes se disparen y no te permitan tener una completa y verdadera imagen de lo distinto. Ve con calma y trata de buscar las mejores fuentes de información sobre aquello que te molesta, que te llama la atención. Es pues, necesario, informarse debidamente, para lograr un buen conocimiento.
En una segunda etapa busca que tu seas capaz de tolerar aquello que es distinto. La tolerancia consiste en el respeto a las ideas, creencias, opiniones o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias. Esa capacidad de respetar su existencia, que si bien no tiene armonía con tu pensar, sabes que no por ello debe desaparecer. ¿Y qué implica este respeto? Reconocer lo distinto, no herir a la persona que lo produce o posee, no burlarse de su existencia. Aceptar que pueden existir personas que piensen, actúen, crean diferente.
Pero la verdadera etapa de madurez para entrar en relación con lo que es contrario a lo que piensas, deseas, crees… es la capacidad de valorar, si se quiere, de verla como una riqueza que hay en nuestra sociedad, en la humanidad. Este nivel requiere de valorar la pluralidad, de descubrir precisamente en esa amplia gama de posibilidades una gran riqueza de la humanidad y de la vida social.
En conclusión, el desafío frente a lo diverso no se limita a un simple ejercicio de aceptación, sino que se trata de un viaje profundo hacia la comprensión y la valorización de la pluralidad. Conocer lo diferente nos permite superar los prejuicios y construir una imagen más completa de la realidad. La tolerancia nos enseña a coexistir respetuosamente con lo que no compartimos, mientras que la valorización nos invita a reconocer la riqueza que la diversidad aporta a nuestra vida en común.
Este proceso, aunque puede resultar desafiante, es esencial para construir una sociedad más inclusiva y enriquecedora. En lugar de ver lo diverso como una amenaza, podemos aprender a considerarlo una oportunidad para crecer, aprender y enriquecer nuestra experiencia humana. La verdadera riqueza de nuestra comunidad radica en su capacidad para abrazar y celebrar la diversidad, entendiendo que en cada diferencia hay una lección y una potencialidad que nos hace más fuertes y completos. La diversidad no es un obstáculo, sino una invitación a expandir nuestras perspectivas y a enriquecer nuestro mundo compartido.