La presencia de Marcelo Gallardo en Manizales –se le vio en distintos sitios públicos el viernes en la noche– trajo a la memoria muchos recuerdos, pero especialmente la Copa Libertadores de 1999 cuando estuvo en la ciudad como futbolista activo de River Plate.
Esta vez vino por motivos familiares, a visitar a su hijo Nahuel, integrante de Once Caldas, y lo hizo tras dejar la dirección técnica del equipo de la banda, con el que obtuvo siete títulos internacionales, incluyendo suramericana 2014 –ganándosela a Nacional–
Libertadores 2015 y 2018, y siete nacionales, entre ellos una liga de su país.
Como jugador también ganó todo con River, y en ambas condiciones le suman 22 trofeos, igualando el registro de Angel Labruna, quizá la figura más emblemática de River en su historia, lo que pone al ‘muñeco’ como otra leyenda viva del balompié argentino.
Ilustre personaje que nos permite evocar aquella noche –hace 23 años– cuando Once Caldas en su primera participación en la Libertadores goleó en Palogrande al fantástico River Plate dirigido por Ramón Díaz que llegó con toda su constelación de estrellas.
Era el estreno albo en el escenario continental –orientado por Alexis García– y le correspondió en el grupo 2, arrollando como local a River 4-1, y a deportivo Cali 3-0, y empatando sin goles con Vélez Sarsfield. Como visitante perdió los 3 juegos, ocupando al
final la cuarta casilla con 7 puntos.
La victoria sobre los ‘millonarios’ fue con goles espectaculares. A los 11 minutos, Alexander Padilla con un potente remate de zurda desde fuera del área; a los 22, Edwin Congo en una corrida de 50 metros superó marcas por fuerza y velocidad, y cruzó el disparo. Descontó Leonardo Astrada a los 66. A los 74 aumentó Galván Rey de cabeza a tiro de esquina de Valentierra, y a los 89 Congo repitió con un impacto fortísimo dederecha desde 25 metros.
Ese duelo fue famoso también porque constituyó el traspaso de Congo, por cifra millonaria, al Real Madrid, en otro maravilloso cuento de hadas. El bogotano motivó con su actuación a un niño que recomendó –vía carta– su contratación al entonces presidente del club merengue, Lorenzo Sanz.
Tiempos de gloria para Once Caldas, y quizá el preámbulo de lo que después sería su máxima consagración en 2004, cuando por poco se topa de nuevo con River, eliminado por Boca en semifinales, con ese feliz e irrepetible episodio, el mayor orgullo de la raza
caldense.
El blanco, aquella jornada memorable, formó con Juan Carlos Henao, Edison Cardona, Francisco Foronda, Weimar Villegas, Robeiro Moreno, Ancizar Valencia, Alexander Padilla, Jorge Salcedo, Arnulfo Valentierra, Edwin Congo y Sergio Galván Rey ¡equipazo!
River tuvo a Germán Burgos, Hernán Díaz, Leonardo Ramos, Eduardo Berizzo (actual seleccionador chileno), Juan Pablo Sorín, Marcelo Escudero, Guillermo Pereira, Leonardo Astrada, Marcelo Gallardo, Sergio Berti y Juan Antonio Pizzi.
Nóminas de lujo, sobretodo la argentina, que hizo mucho más sublime la gesta blanca, y una victoria soñada para un conjunto con historia propia, lejos de su presente triste y opaco, inimizado por una administración sin ambición, y un técnico sin grandeza.
P.D. A raíz de la visita de Gallardo, les dejo este comentario de Jorge Eduardo Missas publicado en facebook: ‘El gran D.T. argentino realmente vino a recibir una conferencia privada de Diego Corredor, y a aprender el modelo de juego novedoso, de otra generación,
fresco, y de corte europeo con el que ha eliminado tres torneos seguidos al Once Caldas’.
Hasta la próxima…