Hay que tener cuidado. Lo que pudo ser una fiesta total con clasificación anticipada y cupo directo a torneo internacional, terminó en una derrota que llama la atención por las circunstancias que se dieron durante el partido, sobre todo cuando se habla de buscar título.
Suena a lugar común y es sencillo decirlo: jugó mal Once Caldas y lo superaron. Si, pero ¿cómo le ganaron? En el fútbol se utiliza el término "repaso táctico" cuando se presenta lo del primer tiempo con un rival que incomodó en los distintos sectores del campo.
Un Medellín golpeado, recientemente eliminado de la Copa Suramericana y por fuera de los ocho, que realizó una estructurada labor. Se plantó con tres defensores, laterales abiertos, dos volantes de marca y tres ‘nueves’ entrando y saliendo, con obligaciones de marca.
Aunque le faltó claridad arriba, enredó, se hizo a la pelota, desconectó el circuito ofensivo del local y mandó en el juego. Alejandro Restrepo, con la misma versatilidad con la que sacó campeón al Pereira 2022, logró que el grupo de Herrera cayera en su red.
El complemento fue distinto (regularmente el Arriero acierta en el replanteo) pero, y es el segundo aspecto, no hubo definición a pesar de varias opciones. Otro punto a considerar, pues más allá de los 17 goles en 12 encuentros, la eficacia no es el fuerte de este plantel.
Fue una derrota normal que deja lecciones, máxime ahora que muchos conjuntos están encontrando la forma en una liga que se apretará cuando se ponga al día, lo cual no quiere decir que sea casual lo de Once Caldas, para nada, sino resultado del trabajo y la dedicación.
Desde la semana pasada se viene hablando de una posible venta del Club, sin que se confirme.
Tulio Castrillón, firme siempre en la posición de que es su proyecto de vida, esta vez aceptó en charla con el canal WIN que "hay interesados y se han hecho conversaciones".
Por eso sorprendió el anuncio que deja su cargo. Las razones se desconocen: se especula que por problemas de salud o posibles diferencias con el mayor accionista, Jaime Pineda. Sea cual fuere, la realidad es que abandona la presidencia, y creo, muy pocos lo lamentarán.
Como señaló el periodista Germán Ríos en su programa Horizontes por la Voz de Los Andes: "Ni nos quiso, ni lo quisimos". Triste verdad sobre un dirigente sin carisma, soberbio, que pudo ser un rey en la ciudad y optó por hacerle el desprecio.
La suya fue una pobre gestión deportiva: nueve eliminaciones consecutivas (cinco años), más preocupado por sacar futbolistas y obtener riqueza, que por los resultados, sumada a una pésima relación con la mayoría de los periodistas y el entorno de la institución.
Se marcha cuando las cosas están saliendo, no porque hayan armado un equipo para competir, sino gracias al aporte de futbolistas que llegaron sin gran cartel, de perfil bajo y que se han lucido, y por supuesto, a la estupenda labor del cuerpo técnico encabezado por el Arriero.
Sería tonto negar que Kenworth de la Montaña en 2012 salvó al Once Caldas en su etapa más complicada. Simplemente me refiero a quien estuvo en el principal cargo desde febrero de 2016, que no quiso convertirse en personaje ilustre de Manizales porque le pudieron más el orgullo y ese odio provocador que alimentó sin sentido, en el entendido de que el equipo es amado por los caldenses.
Hasta la próxima...