Un gambito de dama por fuera del tablero se jugó en el Torneo Continental de Ajedrez que se realizó en Medellín hace unos meses. Cupido se salió con la suya cuando el maestro internacional Henry Panesso sorprendió a su novia, Angélica, entregándole por Youtube el anillo de compromiso.

Ella quedó perpleja, como un caballo en 1Torre del enemigo. Luego dijo sí. Sellaron el compromiso con un besito “donde dijiste enemigos”. En la jerga ajedrecística, los enamorados jugaron un insólito gambito de dama aceptado. Vimos el gambito en la transmisión que siguió a la brillante partida que Faustino Oro, de tiernos diez años, le ganó al paisa Donaldo Londoño. Fiel al estilo que ha patentado, la partida fue comentada por el español Pepe Cuenca con la alegría de quien narra la creación del mundo.

Er Pepe, joder, fue otra de las figuras del torneo que ganó el cubano-colombiano Roberto García. Cuenca se impuso la tarea de volver amable, festivo, grato, un deporte que tiene el inri de aburrido. No es raro oírle decir a Pepe que tal jugada es más mala que poner a la abuela a comprar droga. Cautiva la narración del Gran Maestro que tiene 2498 puntos de Elo. Ha mejorado su hoja de vida perdiendo con figuras como Magnus Carlsen, el Stradivarius del ajedrez.

387 jugadores de 25 países se dieron cita en el torneo que se había jugado en el 2021 en Medellín, con participación del maestro Gildardo García quien enrocó largo y nos dejó en plena pandemia del coronavirus. La Federación Colombiana de Ajedrez le rindió homenaje a Gildardo con un documental que arrancó ayes y lagrimones a los fans del tímido de los escaques. “Gildardo García, un guerrero sin memoria”, es el nombre del video.

Más gente al baile: el excampeón del mundo, el GM Topalov, y su colega Shirov, anduvieron por acá. Los ilustres visitantes jugaron simultáneas contra niños en la Torre del Ajedrez y en cárceles donde no se les perdió un peso. Bueno, Topalov perdió… una partida con un recluso. Pero el personaje que agotó adjetivos fue el pequeñín argentino Faustino Oro, quien a los diez años ha alcanzado logros que a su edad no consiguieron cacaos como Karpov, Kasparov y Carlsen quien tiene el máximo Elo: 2889.

El che Faustino, quien apenas está desertando de los pañales, terminó invicto y compartió segundo puesto con otros colegas. Uno que padeció su talento fue el alemán Meier, el de mayor Elo del torneo: 2607, quien cayó ante el pibe. El Elo es el ego de los ajedrecistas medido en puntos. Faustino consiguió su segunda norma de maestro al trepar su Elo a 2399 con su actuación en Medellín donde estuvo acompañado de Alejandro, su padre. En España, donde viven, lo espera mamá Romina para darle el tetero. Que Caissa, diosa del ajedrez, mime y guíe al “Mafaldito” de los escaques.