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En verdad se espera que el 5,2% del Índice de Precios al Consumidor (IPC) 2024, que presentó el DANE, se empiece a reflejar en la canasta familiar y en un mejoramiento del costo de vida para todos los colombianos. Esta tasa anual representa una reducción de 4,08% comparada con la del 2023, cuando el IPC llegó a 9,28% y marcó casi todo el año pasado con una negativa tendencia inflacionaria, que afortunadamente se fue reduciendo en el último trimestre y se mantuvo hasta finalizar el 2024. Se cumplen así los pronósticos de analistas económicos y eso es bueno, en la medida que calculan que la inflación en Colombia seguirá a la baja, que es lo que se espera para este 2025.
Cada inicio de año, el dato de inflación o IPC es de los más esperados porque determina el aumento que tendrán los alimentos, los arrendamientos, los servicios públicos, los seguros, los peajes, la educación, la hotelería, las multas de tránsito, entre muchos otros servicios y productos de la vida cotidiana. Ese 5,2% de más será lo que se tenga que pagar de incrementos a partir de este mes, y se deberá estar muy atento para detectar que no haya alzas en los precios que superen esta cifra. De ser así, no se puede dudar en denunciar ante las autoridades a quienes se empeñan en cobrar con excesos.
Esta inflación, aunque siendo mucho más baja que la del 2023, con seguridad afectará en algo el bolsillo de los ciudadanos, así el aumento del salario mínimo haya sido del 9,54% ($123 mil 500), porque hará más difícil y costoso satisfacer las necesidades básicas, especialmente para los estratos socioeconómicos bajos. Por algo la inflación es catalogada como el ladrón del poder adquisitivo. Por eso, todos los responsables del suministro de productos, bienes y servicios deberán ser mesurados en las alzas si quieren mejorar la capacidad adquisitiva y comenzar por fin la reactivación económica en Colombia.
Con un IPC en este porcentaje el país queda al menos más recuperado que en el 2021, cuando se tuvo una inflación de 5,62% pospandemia aunque la economía seguía afectada por efectos mundiales. Ya para el 2022 la inflación se trepó a un 13,12% impulsada especialmente por los incrementos internacionales de los combustibles y de los alimentos a raíz de la guerra en Ucrania. Por tanto, el Gobierno nacional tiene una alta responsabilidad para establecer políticas más efectivas que ayuden a mitigar los efectos inflacionarios. Además se espera que se conserve la independencia del Banco de la República, clave también para mantener controlada la inflación con sus decisiones.

Mirado en el contexto suramericano, otros países también han logrado ir bajando la inflación. Argentina, por ejemplo, aunque sigue siendo de los que más alto IPC tienen junto con Venezuela. Se prevé que todos los países de esta región del mundo continúen reduciendo la inflación gradualmente, como efecto de condiciones mundiales. Habrá que esperar qué ocurre en lo político, con los cambios de mando en potencias como los Estados Unidos y el regreso de Donald Trump y todos los impactos de las fluctuaciones del dólar, y el futuro de conflictos como el de Rusia-Ucrania que aunque no se quiera siguen ejerciendo presiones económicas sobre el resto del mundo.