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Vaticinando lo que sucedería en el país, la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol) hizo un vehemente llamado desde octubre por lo que representaría reducir o suspender los subsidios del Gobierno nacional en el programa Mi Casa Ya. Apuntó que de llegar a suceder, “se pondría en jaque la capacidad del sector para producir Vivienda de Interés Social y afectaría la demanda de los hogares de menores ingresos”. Pues ocurrió el miércoles de la semana pasada, cuando Fonvivienda anunció que se suspenden las nuevas postulaciones para este programa.
La razón del Gobierno es que la situación presupuestal del Estado no da para continuar ofreciendo estas ayudas. Medidas como esta perjudican notablemente en el país, especialmente a personas y familias que están ubicadas en estratos uno, dos y tres; segmentos socioeconómicos a los que solo les es posible acceder a vivienda si cuentan con un ahorro programado, acompañado siempre por subsidios del Estado; se les hace materialmente imposible asumir créditos en el sistema financiero para pagar vivienda nueva y seguir al menos soportando sus gastos básicos. Contemplar programas de vivienda comunitarios o a través de cooperativas no es tan fácil, ni se tienen tan buenos resultados, como muestran muchos casos en el país, incluso en Caldas.
Desde el pasado 16 de diciembre se agotaron los cupos disponibles para coberturas a la tasa de interés de créditos hipotecarios y por ello se cerró la plataforma para tramitar nuevas postulaciones. Esto se da días después de hundida la ley de financiamiento en el Congreso de la República, con la que el Gobierno proyectaba conseguir $12 billones para estabilizar el presupuesto general de la Nación, que está desfinanciado. Vivienda es de las primeras áreas que sufren, pero todos los analistas económicos auguran que se vendrán apretones en muchas otros planes, programas y proyectos.
No es reduciendo los subsidios a la vivienda como se logrará solventar esta situación, que además le asesta un duro golpe al sector de la construcción. Se aumentará el desempleo y la reducción de ventas en el comercio que suministra materiales. El Gobierno debería enfocarse más bien en reducir los gastos de funcionamiento del Estado, empezando con el nivel central e irrigándose a todas las entidades descentralizadas. Si se hacen ahorros internos de manera seria y rigurosa, operando bajo parámetros de austeridad, es mucho lo que se recuperará y se podrían reactivar este tipo de subsidios, que está demostrado, son una gran ayuda para la población más vulnerable.

Quienes ya tienen asignado un subsidio familiar de vivienda seguirán cubiertos con las condiciones pactadas, igual a los que les preasignaron este tipo de ayuda y cumplen con los requisitos para reservar un cupo de subsidio, aseguró el Ministerio de Vivienda, que al menos es algo esperanzador. Pero sigue siendo alta la necesidad de ofrecer vivienda en todo el país en estas modalidades. Los alcaldes y gobernadores que se posesionaron este año contaban con recursos del Gobierno nacional para poner en marcha programas habitacionales. Ya sin esta ayuda, esos planes se quedan en el limbo, lo que es muy grave para Caldas, donde hay fuertes problemas en este sector, entre otros factores,  por las dificultades que se presentaron en los recientes años.