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Las cifras de quemados en Caldas por usar pólvora deberían servir para evaluar si las campañas y las disposiciones de los gobiernos sí están dejando resultados positivos o llegó el momento de cambiar de estrategias. Todas las autoridades del departamento, desde el gobernador y hasta los alcaldes con sus equipos, se deberían sentar y determinar qué está fallando, porque contrario a reducirse el número de lesionados, este año especialmente ha sido al alza y esto no se puede permitir.

El 14 de enero de este 2024 concluyó el periodo de vigilancia epidemiológica que había abierto el 1 de diciembre del 2023 la Dirección Territorial de Salud de Caldas a lesiones por uso de la pólvora en el departamento. Cerró con 47 quemados. El periodo 2022-2023 había concluido con 28 quemados, uno de ellos murió en Riosucio por lo grave de sus lesiones, y el del 2021-2022 terminó con 38 quemados. Pero los casos reportados este año no se limitaron al último periodo de vigilancia epidemiológica, considerado el ciclo con más afectados.

Hasta el pasado 25 de octubre hay que sumar otros 11 quemados con pólvora en Caldas, sin iniciar aún diciembre, que es la época más compleja para la aparición de estos incidentes. Están distribuidos en 4 casos en Manizales, 2 en Aranzazu, y Riosucio, San José, Anserma, Manzanares y La Merced, con un quemado cada uno. Son solamente los registros oficiales que llegan a la Dirección Territorial de Salud y que provienen de lo que reportan los municipios, pero cuántos casos más se quedan sin contabilizar porque las personas no consultan los servicios de salud y se tratan las lesiones automedicándose, o no lo hacen por temor a ser llamados al orden e inclusive a ser objeto de sanciones.

El gobernador expidió el pasado 1 de noviembre un decreto con el que exhorta a autoridades departamentales, alcaldes y organismos de socorro y comunidades a implementar normas vigentes para regular lo relacionado con la pólvora y los productos pirotécnicos. Dadas las circunstancias actuales, la orden del gobernador debería contemplar también que cada uno de los 27 municipios de Caldas, sin excepción, prohibiera, restringiera y penalizara la distribución, venta y porte de pólvora. Algunos todavía no tienen decretos en este sentido, y así es como comienza a romperse la labor preventiva y de control.

Está demostrado que no es suficiente con poner a andar una campaña cada año, que resulta bastante costosa para los municipios. Hay que ir más allá, solo permitir el uso de la pólvora a manos de expertos y con permisos de las alcaldías. En la Feria de Manizales de este año, la Chec y el antes Instituto de Cultura y Turismo reemplazó la pólvora con tecnología de drones, con lo que mostró un bello espectáculo, inocuo para la salud y que dejó satisfechos a los espectadores. La apuesta debería ser por este tipo de actividades u otras similares, porque el uso de la pólvora en los municipios está desbordando toda autoridad, así lo vieron muchos el año pasado y no se debe volver a permitir.