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El 29 de octubre, día de las elecciones, el Sistema de Bicicletas Públicas de Manizales cumplirá ocho años de haber entrado en funcionamiento interrumpido, porque ninguna de las tres administraciones que han pasado en este tiempo pudieron mantenerlo como un servicio constante para la ciudadanía, fuera por cuestiones administrativas o de otra índole que lo hicieron parar por temporadas. Quien gane y asuma la Alcaldía para el periodo 2024-2027 deberá resolver si continúa con este servicio como está planteado actualmente o hay que hacerle un rediseño de fondo.
El Sistema lo requiere la ciudad, más ahora que la tendencia en el mundo y el país es apostarle a medios de movilidad limpios y menos nocivos para el medio ambiente. Siempre será un acierto mantenerlo gratis, como ha sido desde su puesta en funcionamiento en el 2015, porque representa ahorros en el dinero que se destina a transportarse, más en una ciudad universitaria; fuera de los beneficios en la reducción de los tiempos de desplazamiento y para la salud de los usuarios. Sin embargo, este año la última suspensión del servicio fue de un mes y 14 días, tras el que la Secretaría de Medio Ambiente Municipal reanudó el 23 de junio, cuando entró a administrarlo nuevamente la firma Activa-T.
Resulta siendo un contrato costoso, es por seis meses y asciende a $1.101 millones 133 mil. Se hizo por licitación pública y va hasta diciembre para operar en 9 estaciones distribuidas por la ciudad 191 bicicletas, entre las que hay 26 electroasisitidas, que no siempre están disponibles en su totalidad por el desgaste y la falta de mantenimiento, como ratificó LA PATRIA en un recorrido por estos puntos; fuera del deterioro físico que prima en casi todas las estaciones. El compromiso de Activa-T es invertir unos $25 millones en imagen y reparaciones. Sin embargo, falta una campaña dirigida a despertar conciencia sobre la necesidad de cuidar estas infraestructuras y vehículos, porque la firma asegura que a diario sufre con el vandalismo.
También habrá que revisar si el acceso a las bicicletas puede ser un proceso más sencillo y rápido, porque hoy no es ágil al exigir, además de la cédula, una factura de servicios públicos que no todo el mundo tiene al alcance y quizás esto no esté permitiendo que haya más gente usando las bicicletas. Igualmente se tiene que diseñar y aplicar una regulación estricta para los ciclistas, porque muchos no respetan las señales de tránsito, ni conducen de manera segura y eso los ubica como actores demasiado peligrosos en las vías, más en una ciudad cuya población se ha ido envejeciendo y la predominante es de adultos mayores.


No forma parte del Sistema, pero hay que definir si se continúa en Manizales con la banda ciclopreferente por los carriles de la Avenida Santander y en calles del barrio Milán. La implementó el alcalde, Carlos Mario Marín, pero estrechó excesivamente la movilidad y muchos la consideran antitécnica. No es una ciclorruta, tampoco una ciclovía y le faltan garantías de seguridad para evitar accidentes. Es un espacio peligroso, aunque ha ayudado a la ciclomovilidad como señala la Oficina de la Bici en Manizales, entidad privada y aparte del programa Manizales en Bici, que es el de la Alcaldía. También habrá que pensar en cómo aumentar el número de usuarios, porque la proporción de personas que usa la bicicleta en la ciudad, cuando se pregunta por el principal medio de transporte, es bajo. Según Manizales Cómo Vamos en el 2022 fue de solo 2,2%. Por ello el objetivo también deberá ser promover el Sistema y mejorarlo para que su continuidad no tenga tropiezos durante ningún mes del año.