La UNESCO sostiene que cada año adicional de escolarización aumenta el crecimiento anual del Producto Interno Bruto (PIB) de un país en un 0,37%. Es uno de los datos que ratifican por qué se necesita que toda sociedad tenga como prioridad la educación, entender que a ciudadanos más y mejor formados, mayores oportunidades de crecer y de desarrollarse. La Fundación Empresarios por la Educación ha comprendido muy bien lo que es ponerse al servicio de la educación. Lleva 20 años ejecutando programas y estudios que contribuyen a avanzar a una educación de calidad.
Recientemente divulgó la Encuesta de Opinión en Educación, edición Docentes y Directivos Docentes de preescolar, básica y media del sector público en el país, que midió las percepciones sobre el ejercicio de su profesión, el entorno laboral y el sistema educativo. Se convierten estos resultados en un valioso insumo para la toma de decisiones, que deberían ser tenidos en cuenta por los gobiernos, desde el Ministerio de Educación y las secretarías del ramo en los departamentos y municipios para encaminar las políticas educativas o ajustarlas. Muy importante también para Manizales, porque este municipio capital estuvo entre los ocho que integraron el estudio junto a cinco departamentos.
En relación al entorno laboral, consideran que hay muy buena estabilidad; además se sienten valorados por los docentes, por los estudiantes y por la comunidad; la mayoría tiene un alto nivel de satisfacción con el trabajo que realiza. Las alertas se encienden porque las posibilidades de ascenso y el régimen de salud son las situaciones menos valoradas, y advierten que no cuentan con los recursos necesarios para ejercer la labor docente. Hay coincidencia en que las tres principales debilidades del sistema educativo son: los recursos financieros, la infraestructura educativa y el material pedagógico.
Las habilidades emocionales son las que más priorizan para alcanzar el concepto de educación de calidad. De ser así, van bien enfocados porque cuando se cruza este dato con que es alto el nivel de conflicto de las relaciones entre estudiantes, y que el número de orientadores/psicólogos es insuficiente, refleja que en el sector público se está requiriendo mayor formación y recursos en este tipo de habilidades. Refuerza esto lo que respondió la mayoría cuando se le preguntó cuáles aspectos cambiaría para que a los estudiantes les vaya mejor: apoyo socioemocional a la comunidad, mejoramiento de infraestructura física, pedagogía y didáctica, formación continua de docentes y tecnología e innovación.
Positivo además que la encuesta indique que es mayor la proporción de docentes, que de directivos, con nivel máximo educativo alcanzado en maestrías, especializaciones y pregrados. Es un elemento ganador de calidad para los alumnos. Para ambos sectores consultados, la calidad de educación en sus municipios es buena; sin embargo, del proceso de enseñanza les siguen preocupando, en este orden, las brechas de aprendizaje, los resultados de los estudiantes, el material pedagógico, la cantidad de estudiantes y el clima escolar. Esta encuesta aporta muchos otros datos valiosos, que no se deberían desperdiciar si la intención es generar soluciones, hacer propuestas y proyectos que le aporten a la gestión educativa en Colombia.