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El nombramiento del excongresista liberal Luis Fernando Velasco como ministro del Interior esta semana, en medio de la ruptura de la coalición de Gobierno, motivó muchas preguntas, pero una llama nuestra atención en particular frente a ese cambio: ¿hasta cuándo seguirá como encargado de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), donde le tocó asumir en el último mes la responsabilidad del cambio de actividad del Volcán Nevado del Ruiz? Esta situación de inestabilidad geológica tiene en atención y preparación de primer grado a autoridades y a todo el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo, así como a entidades de salud de Caldas y Tolima, entre otros.
El cargo que venía ejerciendo Velasco era la titularidad de Consejería para las Regiones y estando allí, terminó encargado de la UNGRD, con la responsabilidad que entraña esta dependencia, que debe resolver todas las emergencias del país, desde la preparación hasta la atención. Y ejercer la coordinación de todas las instituciones en casos como el de una erupción volcánica, requiere de un titular que tome decisiones desde el punto de vista técnico y que conozca a fondo y sepa cómo funciona todo este complejo entramado tan importante para salvar vidas.
En un recorrido que realizaron periodistas de LA PATRIA por las zonas más vulnerables ante una posible erupción volcánica encontraron que las alarmas si bien funcionan, parece que no alcanzan a generar el volumen necesario para que todos se enteren, así como hay preocupación por la calidad de las comunicaciones en caso de una emergencia y, en algunos lugares, apenas están llegando con información. Si algo ha permitido el volcán es prepararnos para cuando se dé la erupción, y solo en ese momento se sabrá si todo este mes fue aprovechado para reducir el riesgo como es debido. Para contrarrestar la vulnerabilidad de las comunicaciones de telefonía celular, la Cruz Roja Colombiana ha estado entregando radios a los habitantes de la zona para que presten el servicio en caso de que se caiga la señal móvil y ya se buscan correctivos a la potencia de las alarmas.
Desde el año pasado, cuando el municipio de Supía se vio afectado por varias crecientes que dejaron damnificadas a 3.000 personas, pudimos ver una UNGRD indolente, tanto que la queja fue reiterada para quien antes estaba al frente de esa dependencia. Hoy aún no llegan las ayudas necesarias a ese municipio y por eso mismo es que se espera que sean corregidas estas falencias, pues se trata de salvaguardar la vida de los colombianos.


La UNGRD necesita una cabeza permanente, con conocimiento técnico y capacidad de liderazgo y de reacción, porque las decisiones allí deben ser sobre todo oportunas. Es mucho lo que Colombia ha mejorado en este tema, así como en el monitoreo de volcanes, desde la tragedia del 13 de noviembre de 1985, pero también debemos reconocer que es mucho lo que falta por hacer. Así es que nombrar un titular en el cargo es darle importancia a una dependencia que debe estar a tono para atender cualquier evento.