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La Superintendencia Nacional de Salud (SNS) realiza desde ayer varios eventos en el Fondo Cultural del Café en Manizales. Comenzó con una reunión para que los líderes de control social expresaran los problemas de salud de la población que representan, y para hoy tiene programado en el mismo sitio, un diálogo participativo con el superintendente Nacional de Salud, Helver Giovanni Rubiano García. Jornadas solicitadas por la Veeduría en Salud de Caldas, que apoya la Secretaría de Salud Municipal.
Se espera que no terminen siendo más reuniones para quejarse, pero con las que finalmente nada pasa. Las soluciones no llegan, ni para los usuarios de las EPS e IPS, ni para estas entidades. Quien venga a liderar el diálogo debería ser el superintendente, ya son varios los anuncios de la presencia de quienes lo han antecedido, pero que terminan en eso y se pierde la posibilidad de responder y encaminar soluciones. Si no puede estar, deberá enviar en su reemplazo a personal de la SNS con capacidad de gestión y de toma de decisiones.
La Supersalud es una entidad adscrita al Estado, encargada de velar y proteger los derechos de los ciudadanos; de inspeccionar, vigilar y controlar todo el sistema de salud para un acceso efectivo a los servicios. En Manizales se va a encontrar con el deterioro de todos estos frentes por la imposibilidad cada vez mayor para asistir de manera oportuna a citas con médicos generales y especialistas; de que los dispensarios entreguen los medicamentos según la formulación completa y exacta de los profesionales; de que se practiquen a tiempo exámenes y procedimientos ordenados para iniciar los tratamientos.
Del lado de las entidades, hay que agregarle a este oscuro panorama del servicio de salud en la ciudad, que hay dificultades crecientes en muchas de ellas para sostenerse por falta de recursos que deben proceder del Gobierno nacional. Las intervenciones de EPS en manos del Estado no han servido para mejorar el sistema de salud colombiano. Las deudas siguen creciendo y de continuar así, el riesgo de cerrar clínicas, hospitales y otros establecimientos de salud es más inminente; con el agravante de que la infraestructura institucional en Manizales es la que cubre toda la demanda de servicios de cuarto nivel para la población de Caldas.

Si todo esto está sucediendo en Manizales, la situación de los 26 municipios es más compleja, y no se puede dejar de mencionar el precario servicio de salud para el magisterio que protesta por no tener garantías. Los pacientes y usuarios están teniendo que gastar dinero adicional porque la enfermedad no da espera y mucho menos los tratamientos, lo que no se justifica porque los afiliados están cotizando mensualmente para obtener los servicios y el Gobierno está recibiendo estos recursos sin problema. La Superintendencia Nacional de Salud, en razón a sus objetivos misionales, ya debería estar mediando desde hace mucho tiempo para evitar el colapso total del sistema de salud y que lo que siga en aumento son las enfermedades y los fallecimientos.