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¿Cuál es la motivación para que el Ministerio de Defensa desactive los Comandos Conjuntos de las Fuerzas Militares y suprima las Fuerzas de Tarea Conjunta como lo ordenó en la Resolución 4760 del 1 de noviembre? No hay justificaciones claras para hacerlo y, según muchos analistas de Defensa, tampoco está clara la estrategia que pueda ser mejor que lo que ya venía operando. Por esto es que el Ministerio debe reconocer que se está equivocando y debería reversar tales decisiones.
Son muchos los colombianos en zonas rurales o incluso en municipios cercanos a grandes ciudades que volvieron a padecer la violencia y el rigor del conflicto armado, porque se ha cedido terreno a guerrillas que siembran terror y miedo con sus actuaciones delictivas. Arauca, Chocó, Cauca, Valle del Cauca, Nariño y zonas del sur del país han sido este año noticia por atentados, tomas, paros armados, secuestros, reclutamiento de menores de edad, uso de explosivos y armas, homicidios y lesionados; mientras estas estructuras ilegales se han ido fortaleciendo en poder y crecen en integrantes, muchos de ellos forzados.
La decisión del Mindefensa no debe estar sustentada en que hay que transformar procesos porque sí, en especial todo lo que provenga de gobiernos anteriores, sin haber hecho evaluaciones técnicas y operativas que den cuenta de si la labor de las Fuerzas Militares es la adecuada para los requerimientos del país y el momento que se vive. Los Comandos y las Fuerzas de Tarea Conjunta surgieron en el 2003, en el Gobierno de Álvaro Uribe, como una estrategia para llegar en equipo, sumando recursos, a las zonas más apartadas para hacerles frente a las estructuras ilegales. Varios de estos Comandos tienen en su haber resultados operativos exitosos.
El Ministerio sostiene que las operaciones quedan bajo la responsabilidad de cada fuerza individual: Ejército, Armada y Fuerza Aérea. Sin embargo, cuatro días después de expedir la Resolución, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, aseguró que no se trata de terminar con la operación conjunta, que los Comandos continúan, pero bajo una reorganización para darle mayor autoridad a cada comandante de fuerza. Preocupa demasiado lo que están planteando generales retirados en relación a que hay entre 80 mil y 85 mil hombres menos en las Fuerzas Militares, comparado con los que había en el 2015. Esa reducción sería la causa por la que el Gobierno decide desmontar estos Comandos y Fuerzas. El asunto es que cuando se tomó la decisión de que hubiera comandos conjuntos, se sustentaba en la necesidad de sumar capacidades y compartir conocimientos. Los resultados fueron evidentes.


Anuncia el Mindefensa que trabajan en una estrategia para incorporar 16 mil uniformados a las Fuerzas Militares. Muy importante este aumento, pero también lo es que no se deseche la experiencia de los que venían trabajando conjuntamente en ciertas operaciones, que además retornaban a sus fuerzas de origen al término de las misiones. La cúpula militar tiene la facultad de establecer estrategias y métodos más adecuados para cumplir con sus obligaciones, pero también el país tiene derecho a saber si las decisiones se sustentan en datos y con razones técnicas. Hasta ahora, parece más una decisión improvisada que termina por diezmar la credibilidad en nuestra Fuerza Pública.