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Como lo dijimos esta semana, ninguna autoridad en Caldas puede quedarse tranquila ni seguirse negando a reconocer que lo que viene sucediendo con la seguridad del Magdalena Medio es sumamente delicado, un síntoma del recrudecimiento de la dura violencia que se vivió a finales del siglo pasado y principios del actual. En palabras de la Comisión de la Verdad: “Todas las formas de violencia pasaron por el río Magdalena. Puerto Berrío, Puerto Triunfo, Puerto Boyacá, Puerto Salgar y La Dorada son algunos de los municipios que sufrieron las épocas más cruentas del conflicto”.

Es una extensa zona de Colombia que con el río Magdalena se extiende por unos ocho departamentos, entre los que está Caldas con el municipio de La Dorada, y otros tantos municipios de Antioquia,  Boyacá y Cundinamarca por donde ha incursionado la estructura criminal del Clan del Golfo, que el pasado fin de semana tuvo un golpe en territorio de fuerzas conjuntas del Ejército Nacional y de la Policía en el que dieron de baja a alias Terror, cabecilla de este Clan y con órdenes de extender la organización hacia el centro del país. Lo que hizo Terror hasta controlar los territorios mediante la ejecución de homicidios, desapariciones forzadas, desplazamientos, reclutamiento de menores, tráfico de drogas, entre otros delitos.

Terror era un hijo de Ramón Isaza el exjefe paramilitar, cofundador de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio que operaron en el oriente de Caldas y designado gestor paz por el Gobierno Petro. Las exequias de Terror y otros cuatro sujetos que fueron abatidos junto a él se realizaron esta semana en Doradal, corregimiento de Puerto Triunfo (Antioquia), en donde Isaza se hizo presente. Es muy atemorizante que los cuerpos hayan sido recibidos por una caravana que colapsó la autopista Medellín-Bogotá; pero sobre todo que haya circulado un supuesto comunicado del Clan del Golfo exigiendo cerrar el comercio y ubicar lazos morados en “señal de luto y en memoria de los caídos”, tal y como sucedió porque además se amenazaba con una verificación del cumplimiento de las órdenes.

Lo más preocupante es que el Clan del Golfo advirtió que en retaliación por los operativos en los que fue abatido Terror ejecutará un plan pistola contra la Fuerza Pública, que estaría incluyendo un amplio sector del oriente de Caldas. A esto no se le puede dar otro nombre diferente, es una seria amenaza de un grupo armado ilegal para ejecutar homicidios selectivos de miembros de la Policía en La Dorada, Victoria, Norcasia, Samaná y Manzanares, así como en los corregimientos de Arboleda, Pueblo Nuevo, Florencia y San Diego. Para completar, se conoció que en Riosucio vienen ocurriendo hechos violentos y amenazantes contra la población rural en los últimos años, por los que la Defensoría del Pueblo confirma la presencia en el Alto Occidente (Riosucio, Supía y Marmato) de Grupos Armados Organizados (GAO) con nexos con el Eln, que las autoridades en Caldas niegan y más bien aseguran que aquí no hay grupos armados al margen de la ley.

La Gobernación de Caldas, las alcaldías, la Policía y el Ejército deben estar preparados para contrarrestar posibles ataques, que a nadie tome desprevenido; pero además desplegar un plan de protección de la sociedad civil. No se sabe qué pueden estar fraguando estas estructuras criminales, con su propia gente o a través de terceros encargados del negocio del narcotráfico en estas zonas. Hay que frenar más brotes de violencia en los que estas regiones se conviertan en otros Catatumbo sin que nadie haga algo para evitarlo.