Foto | Luis Trejos | LA PATRIA
Sandra Marcela Santa Montaño es abogada y, a través de su profesión, ayuda a quien lo necesita.
LA PATRIA | MANIZALES
Cuando disfrutaba de sus vacaciones en octubre del 2021, Sandra Marcela Santa Montaño notó un bulto en su seno izquierdo, que no era doloroso, pero sí duro, lo que le causó curiosidad. Anteriormente percibió este tipo de bultos, pero los médicos le aseguraron que se trataba de algo normal de la menstruación.
Le ordenaron realizarse una mamografía y luego una ecografía. El resultado confirmó el temor: tenía cáncer de seno. Lo tomó con calma, se dirigió a su vivienda y, tras meditarlo, empezó a llamar a sus familiares. Se encargó de indicarle a cada uno que no se dejaría vencer.
“Es un momento difícil, porque una piensa en la familia; y en el tratamiento, si es algo bien maluco o tortuoso. No estoy de acuerdo con procedimientos que quitan la calidad de vida en las personas. Muchos piensan que el cáncer es sinónimo de muerte, pero lo tomé con tranquilidad”, sostiene Sandra Marcela.
Desde entonces, ha vivido un vaivén de emociones. Unos días se siente con la energía alta, en otros le bajan los ánimos. Cada día es una lucha y encerrarse no es una opción, convive y enfrenta al cáncer y trata de llevar una vida normal entre el apoyo incondicional de su familia, las caminatas diarias, nuevos hábitos alimenticios y su trabajo como abogada.
También padeció las ya normales demoras en los servicios de salud. Pese a tener un diagnóstico y la orden de dos biopsias, sólo le realizaron una. Este año se acabó el contrato entre la EPS y Oncólogos y tuvo que reiniciar el proceso.
“Lastimosamente el cúmulo de usuarios en las EPS es impresionante, retrasan mucho. Así el diagnóstico y el tratamiento a tiempo no son posibles”, agregó.
Cuestión de mentalidad
Los coloridos turbantes se convirtieron en parte de su vestimenta diaria, lo que conjuga con su personalidad.
Se considera muy alegre, disfruta de los más pequeños detalles y prefiere mantenerse activa; ayudándoles -desde su profesión- a quienes lo necesitan. Eso le brinda grandes satisfacciones.
“Soy seguidora de estar bien alegre, de hacer actividades. Empecé los tratamientos con optimismo, la pérdida del pelo ataca duro, da una depresión pavorosa. Lo tomé de manera natural, fue un cambio loco, pero sé que es algo pasajero”.
Tómelo con calma
Sandra Marcela asegura que el diagnóstico se debe tomar con calma, no llevarlo a extremos, no perder la fe y mantener siempre una actitud positiva. Piensa que de lo contrario, la enfermedad puede ir más lejos.
La protagonista de la historia recomienda mantener una alimentación sana y practicar ejercicio, estar en actividad constantemente.