UCI

Fotos | Archivo | LA PATRIA | El fortalecimiento de la red hospitalaria facilitó la atención de pacientes. Al inicio de la pandemia se tenían 116 camas de UCI Adultos, al final 164. Se pasó de 186 camas UCIN adultos, a 79. De 765 camas generales adultos al inicio, a 791. De 140 camas generales de pediatría, a 114.

"Lo de pandemia fue una sincronización en la que, sin duda, la conclusión más importante es la capacidad que se adquirió para el trabajo colectivo. En ello influyó el aporte de gremios y la misma transversalidad que, desde la Alcaldía, se dio al unísono".

Lo dice Carlos Humberto Orozco, secretario de Salud Pública de Manizales. El médico epidemiólogo habló de lo que fue ese tiempo para la ciudad, cuando no estábamos preparados para tal emergencia.

Él, que superó tres cuadros de coronavirus, argumentó que se tuvo una proporción baja de muertes frente a otras capitales, pero que todas eran para lamentar.

El secretario valoró distintos frentes, a tres años del primer caso de coronavirus en Manizales:

Compromiso institucional y del personal asistencial

"Para toda la infraestructura sanitaria, entendida como las clínicas, los hospitales, inclusive los servicios farmacéuticos; y los profesionales de salud al frente, se activaron capacitaciones para fortalecer el conocimiento y la identificación de la alerta que se estaba generando.

Algunas reuniones periódicas terminaron en el intercambio de conocimiento, facilitando la construcción de guías de manejo, que fueron seguras y eficientes. Esto dio muy buen resultado, pues la mortalidad en las Unidades de Cuidado Intensivo (UCI) fue significativamente menor, frente a otras ciudades.

Salimos bien librados, en cuanto a la atención de la gente. No se tuvo ni un solo caso de pacientes de cuidado intensivo que no se hubiera podido atender, con la oportunidad requerida. Recibimos gente de otras ciudades, incluso de sitios lejanos. Luego de toda la emergencia se bajó, de manera gradual, al número tradicional de camas.

Es de resaltar la voluntad que los profesionales le pusieron a salir de la pandemia, con cuotas de sacrificio muy grandes. Lo que hicieron neutralizó una transmisión directa desde el personal asistencial a las familias y a la comunidad en general.

Todo el sistema sanitario adaptó mecanismos de respuesta, que consistieron en la adecuación de los turnos. Muchos especialistas durmieron en hoteles, pasaron semanas sin ir a sus casas y alejados de sus familias.

Lamentamos el fallecimiento de una auxiliar de laboratorio, en la que fuese Clínica Versalles, hoy Ospedale; también el de un médico intensivista de la ciudad de Pereira, que vino a reforzar. Y la de la enfermera Cándida Rosa Castañeda, que si bien no estaba dentro de la oferta sanitaria, perdió la vida en ese tiempo (era docente). Los guardaremos en nuestra memoria, con gratitud eterna.

Simultáneamente se generaron procesos de aislamiento en los servicios de salud. Los centros de atención construyeron sitios especiales para la contingencia o adecuaron lugares especiales. También facilitaron la elaboración y aplicación de las rutas covid-19, apartadas del tránsito de otros pacientes. Eso pasó también en los distintos servicios, que fueron transformados, con inversiones muy grandes".

En la reactivación

"Hay que destacar que se reactivó bastante rápido, en lo comercial. Eso obedeció a las estrategias que se obtuvieron desde la Secretaría de las TIC y Competitividad y de la Secretaría de Salud.

Se mantuvo, con rigor, el cumplimiento de las resoluciones expedidas desde el Ministerio de Salud y Protección Social. También se tomaron decisiones importantes, que permitieron la apertura del comercio, de manera progresiva, sin descuidar la seguridad de la población y con menores pérdidas económicas.

Las lecciones aprendidas continuaron con la recuperación de la atención posterior en salud, que no ha sido fácil. Es que en ese tiempo se frenaron todos los programas convencionales del sistema y no solo de Colombia, sino del mundo.

Es que no se pudo hacer atención primaria en salud, se detuvo la actividad de los planes de Intervenciones Colectivas, todo lo que tiene que ver con enfermedades crónicas no transmisibles, entre otras cosas. Todo lo que fue hasta ese momento la salud pública se reorientó hacia la pandemia.

Hubo pérdida en la continuidad de tratamientos y un freno en el consumo de fármacos para condiciones crónicas (diabetes, hipertensión arterial, cánceres, etc). Se pararon las intervenciones quirúrgicas.

Luego recuperar a los pacientes fue difícil, porque se vieron las consecuencias de abandonar los tratamientos. Eso se sumó a las enfermedades mentales recrudecidas, que fue una consecuencia postpandémica. No faltaron los casos de suicidio, que se incrementaron en la ciudad"

De lo privado a lo público

"Se mejoró la dotación para cuidado intermedio e intensivo, gracias al aporte de la empresa privada. Se utilizaron ventiladores que fueron donados por empresarios y por coordinación de la Cámara de Comercio. Más los que facilitó el Ministerio.

Toda la ciudad se volcó en ayudar. Canalizamos todos los recursos que fueron entregando. Hay que recordar el alcohol fabricado por la Industria Licorera de Caldas (ILC), el alcohol glicerinado que donaron empresas junto con guantes, tapabocas, protectores faciales tipo visores, etc. Después llegaron recursos desde el Ministerio y se pudieron entregar desde la Secretaría algunos elementos y se pudieron arreglar algunas instituciones".

La Administración municipal se coordinó para la entrega de todas las ayudas. Se distribuyeron mercados a las comunidades vulnerables, en aislamiento; particularmente a los habitantes de estrato 1, 2 y 3. El modelo fue ejemplo nacional, todo quedó muy claro".

Con la inmunización

"Aprendimos mucho del sistema de administración de vacunas, experiencia que al principio fue tortuosa. Es que los ciclos de vacunación masiva generaron aglomeraciones, errores en la distribución y en la administración de los biológicos.

Ya luego el sistema se encaminó y fue exitoso. Se tuvieron cinco espacios de vacunación; además del estadio Palogrande, con una capacidad plena de atender a quienes buscaban su biológico.

El componente de vacunación generó una protección significativa. Sigue una circulación activa del virus, pero con una capacidad de tolerancia, que ha marcado algo de tranquilidad. Se dan, hoy por hoy, entre 7 y 40 casos por semana. Tenemos la expectativa de que todo mejore, que se estabilice, es que vamos camino a vivir con la covid-19 como si fuera una influenza.

Los menores de 12 años es el grupo poblacional que menos vacunas recibió, esto a merced de que los padres generaron el freno por las redes y su mala propaganda. Tenemos dosis para esa población, para embarazadas, para quien lo necesite. El llamado es a completar los esquemas".


Carlos Humberto Orozco

Foto | Archivo | LA PATRIA

Carlos Humberto Orozco.

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