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Fotos | Julián García | LA PATRIA Sepelio este sábado en la Basílica Nuestra Señora de Las Mercedes de Chinchiná.
Chinchiná despidió a cuatro de las cinco víctimas del derrumbe que sacudió el jueves en la madrugada la vereda Los Cuervos de Villamaría (Caldas).
Los cuerpos de Aida Marín, de 40 años; Thiago Tobar, de 3 años; Jhon Alexánder Tobar, de 31 años, y Johan David Tobar, de 11 años, fueron velados en la vereda que los vio morir, y a eso de las 4:00 p.m. los trasladaron a la Basílica Nuestra Señora de Las Mercedes de Chinchiná para el sepelio.
Los chinchinenses portaron globos blancos, vistieron de negro y se ubicaron en el atrio de la Basílica a esperar que llegaran.
El féretro blanco del menor Thiago lo ubicaron junto al de Jhon Alexander. Los dolientes cargaron las fotos de sus seres queridos y no se despegaron de los cofres.
Una homilía dio inicio a la ceremonia, que duró una hora, tiempo en el cual reflexionaron sobre la palabra de Dios y la vida de estas personas.
Unos tres mil chinchinenses asistieron a ese funeral, y los que no cupieron dentro del templo, escucharon la palabra en el atrio y por los alrededores del parque de Bolívar de Chinchiná.
Los pañuelos secaron las lágrimas de las familias desconsoladas, mientras los globos blancos con el nombre de Tiago se balancearon con el viento.
Los cuerpos los trasladaron luego en una procesión al Cementerio de Los Dolores de Chinchiná.
Los organismos de socorro encontraron la ubicación de Vanesa Galeano, quien estaba desaparecida. Trabajan para rescatar su cuerpo.
Actualización Puesto de Mando Unificado desde Los Cuervos, Villamaría 1:30 p.m.
Luego de una reunión operativa con la Jefatura de Gestión del Riesgo, las Alcaldías y los organismos de socorro, evaluamos las condiciones del terreno y decidimos continuar con el uso de maquinaria amarilla en la zona del deslizamiento. Garantizamos que las condiciones no representen un riesgo para los operarios.
Sabemos que el material de tierra sigue suelto y existe la posibilidad de que las máquinas queden atrapadas, pero se ha definido maniobras seguras para avanzar en la búsqueda de la última persona desaparecida. También se identificó una salida segura para la maquinaria una vez finalicen las labores.
Seguimos aquí, trabajando con compromiso y cautela para darle respuesta a esta emergencia. No nos vamos hasta cumplir con esta misión.
Seis víctimas por las lluvias en Caldas
Con las de Los Cuervos (Aida, Thiago, Jhon Alexánder y Johan) son seis víctimas del invierno en Caldas este año.
Se suma la de este viernes 21 en Pensilvania, en la vía al Polideportivo. Allí murió sepultado Ismael de Jesús Muñoz Gutiérrez, de 20 años, procedente de La Dorada hace dos meses, a donde llegó a estudiar al Colegio Integrado Nacional Oriente de Caldas.
En el 2024 fueron 5 fallecidos por las lluvias.
Tenga en cuenta esto a la hora de afrontar un duelo
Fanny Bernal
Un duelo es una experiencia que genera diversos cambios en la vida personal, cotidiana, domestica, familiar y laboral. Si bien no siempre se requiere de apoyo profesional, el modo como cada quien lo asume, está íntimamente ligado con que este se transite con el menor impacto negativo en la salud mental, emocional y física.
La palabra duelo proviene, etimológicamente, del latín Dolus, que significa dolor. En ese sentido es importante afirmar que las pérdidas duelen y que no es fácil transitar este camino, ni asumir este proceso. Para hacerlo, se requiere paciencia y voluntad, a fin de poder adaptarse a la pérdida, la cual puede ser por muerte de un ser querido significativo, por una separación de pareja, por pérdida de la salud o del empleo, por la partida de los hijos o por debacles económicas, entre otras cosas.
Lo anterior significa que, ante un duelo, se requiere aprender a afrontar la ausencia y la soledad; así como los cambios emocionales y de la vida cotidiana, que emergen y generan desasosiego, preocupaciones e incertidumbres.
En general, no es para nada un proceso sencillo. Requiere el compromiso del doliente para que, paso a paso, pueda ir haciéndole un lugar al dolor. Es dejarlo que salga, es permitir la expresión de las palabras y los sentimientos. Es como ir desamarrando, desenredando y soltando nudos, para permitir que el equipaje emocional se vaya haciendo cada vez más liviano.
Un duelo puede hacer que se dude de las creencias y de los valores que se han tejido durante la vida, que el doliente se sienta despojado de los cimientos que le han dado la fuerza para andar por el mundo. No obstante, en muchos casos, estos pensamientos son transitorios y, aunque hay que prestarles atención, no hay que dedicarles demasiado tiempo.
Es aceptar que a pesar de que al principio la aflicción puede quitar las fuerzas y la energía para levantarse, no siempre se va a poder contar con la misma voluntad. Esto implica, por lo tanto, tenerse paciencia y autocompasión.
Un duelo puede ser una experiencia desoladora que lleva a devastar la vida de los dolientes o también puede ser, una situación que genere aprendizajes y crecimientos, dependiendo de cómo se asuma.
Es necesario tener en cuenta que no hay dos duelos iguales y que, por lo mismo, no existen tampoco, únicas fórmulas para brindar acompañamiento. Lo que sí es claro, es que de la manera como se ayuden y se dejen ayudar, depende la salud mental y emocional de los dolientes.
* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.
www.fannybernalorozco.com
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