El miembro de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) en representación del sector eléctrico Sintraelecol, Óscar Arturo Orozco, celebró el ajuste del salario mínimo que decretó el Gobierno nacional del 9,5% para el 2025, con lo que el pago de quienes trabajan de manera formal será de $1 millón 423 mil 500, más un auxilio de transporte de $200 mil, que tuvo un aumento del 23,45%. 

El dirigente sindical cuestionó a los empresarios e indicó que se hubieran podido comprometer para llegar a un acuerdo conjunto, basados en las realidades de vida de millones de empleados en el país. 

Defendió que aunque centrales como la CTC, la CUT y la CGT y la Confederación de Pensionados de Colombia pidieron un incremento del 12%, había toda la intención para seguir dialogando con los empresarios del país, "que no tuvieron la voluntad de llegar a un acuerdo concertado", sostuvo el dirigente.

Su queja se centra en que aunque han sido varias las negociaciones, y desde el jueves 19 de diciembre se llevaron a cabo sesiones extraordinarias para continuar el debate, las distancias de ajustes entre sindicatos y gremios y empresarios se mantuvieron.

Orozco Sánchez aseguró que aunque se han generado varias reformas a favor de los empresarios como la rectroactividad de las cesantías, el contrato a término indefinido y el recorte de las horas extras, bajo el pretexto de que se iba a generar más empleo, aseguró que esto nunca sucedió y se terminó pauperizando el empleo en Colombia. 

También indicó que su comentario de que un mejor aumento impacta la generación del empleo, termina hablando muy mal de esos empresarios, ya que eso demuestra que sustentan el empleo con salarios precarios y condiciones irregulares. 

Sostuvo que este es un logro, pero que seguirán pidiendo que la Reforma Laboral se apruebe, que la pensional se consolide, que los trabajadores se puedan organizar en sindicatos y que la estabilidad rural sea una premisa de este y de otros gobiernos del cambio, que seguirán apoyando.

Gremios y analistas cuestiona medida

Por su parte Juan Carlos Franco, director de Fenalco Caldas, sostuvo que ven con mucha preocupación este ajuste, como quiera que es una decisión que carece de rigor técnico y económico, ante una inflación que se experimenta del 5,0% y una baja productividad del 1,75%. "Son dos parámetros que deben ser tomados como base para incrementar el salario mínimo y no manejarlo como una medida posiblemente populista para poder cerrar la brecha que no ha sido capaz el Gobierno de controlar en materia social".

Sostuvo que también preocupa que se frenen las tasas de interés y se afecte nuevamente la inflación, luego del trabajo juicioso que ha venido haciendo el Banco de La República para controlarla y bajar gradualmente tasas de interés. 

El director explicó además que este es un país de pequeñas y medianas empresas y que cualquier ajuste adicional hace que se pierda empleo.

"No podemos entrar en el debate de que estamos en contra del bienestar de los trabajadores, claro que estamos a favor del empleado colombiano, pero también de la sostenibilidad y de la generación de empleo y este aumento puede generar pérdida de competitividad y aumento de la informalidad", planteó el dirigente.

Hay desigualdad

Por su parte el analista económico Juan Felipe Jaramillo sostuvo que los sindicatos, al centrarse en la defensa de los derechos de los trabajadores formales, suelen dejar de lado a los millones de trabajadores informales que representan el 56% de la población ocupada, y a aquellos que ni siquiera perciben un salario mínimo, que representan un 43% de los trabajadores colombianos.

"Este enfoque limitado perpetúa las desigualdades en un mercado laboral donde la informalidad sigue siendo el mayor obstáculo para la inclusión y la anhelada justicia social que tanto pregonan".

También dijo que este alza del 9,5% superior en 4,5 puntos la inflación proyectada, refuerza las barreras para la generación de empleo formal al encarecer los costos de mano de obra.

También sostuvo que esto afectará la creación de mano de obra en el 2025, al encarecer la contratación y profundizar los problemas en un mercado laboral, afectado por el bajo crecimiento económico y la pérdida de dinámica en sectores claves como la industria, la construcción y el comercio.  

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