Foto | Cortesía | LA PATRIA
La familia Zuluaga Jiménez de Salamina.
Tatiana, Manuel José y Gabriela recorren, de lunes a viernes, las aulas de las instituciones educativas de Salamina. Los tres portan mensajes sobre el valor de los recursos naturales.
Tatiana nació hace 40 años en Manizales, y desde hace 11 se trasladó al norte caldense por motivos económicos. Allí llegó con su esposo, Julián, y con Gabriela, de 12 meses de nacida. Un año después tuvo a Manuel José, completando a la que hoy se conoce como la familia Zuluaga Jiménez de Salamina.
Una vez instalada, la mujer se percató de la falta de educación ambiental y recreación en la 'Ciudad de la luz'. "En Manizales hay parques infantiles en cada esquina", sustenta, y añade: "Cuando llegué había tres y estaban en mal estado".
Es por ello que decide fusionar su profesión en diseño visual con cuidado ambiental. Hasta el momento se dedicaba a reutilizar materiales para fabricar accesorios femeninos. A partir de allí, inició una investigación para conocer cómo mejorar los espacios infantiles y lúdicos del que ahora era su hogar. La respuesta fueron los ecoladrillos.
Sin embargo, poco después, Tatiana se retira del proyecto para dedicarse de lleno a Manuel José, quien nació con el síndrome Asperger.
Renacimiento
Hace tres años retomó el proyecto, ahora con la compañía de sus hijos y el apoyo de su esposo. Ella relata: "Creamos una fundación, sabiendo que como persona natural sería aún más complicado. Es sin ánimo de lucro. Simplemente queremos educar, apoyar a las instituciones educativas y recuperar la mayor cantidad de material reciclable posible".
La fundación, que lleva por nombre Ecolandia, trabaja en el proyecto 'Colores, arte y naturaleza' con el que, de acuerdo con la creadora, están construyendo el mural de tapas plásticas más grande de Caldas. Consta de cerca de 20 mil piezas ubicadas en 24 metros cuadrados.
Los papeles
Por su condición, Manuel José se involucró de lleno en el trabajo de educación ambiental; armar murales es un tratamiento para el Asperger. Además, las utilidades de la producción de café orgánico y artesanal que vende con su papá las dona a la fundación.
"No tenemos ningún respaldo, ni empresa privada y mucho menos gubernamental. Hemos hecho este trabajo completamente solos, con las uñas. El comercio nos ha apoyado en la parte de la recolección de tapas, ellos han estado comprometidos con eso", expone Tatiana.
Por su parte, Manuel José ayuda a la recolección de tapas, preparar la mezcla y la empacada y secada del café. Confiesa que lo que más disfruta es colaborarle a su papá, estar con su mamá y pegar tapas.
Con su representación el niño busca dejar un mensaje a cada espacio que va: "Debemos reciclar para no contaminar el planeta. También hay que usar poca agua y no arrojar basuras a los mares y ríos".
Las consecuencias, comparte el niño, son la desaparición de las especies, las sequías, el derretimiento de los glaciares y el calentamiento global.
"Estamos involucrados activamente. Manuel se entera de qué es bueno, qué es malo y cómo puede aportar allí. Gabriela está en la parte de educación. Ella es la que concientiza a los niños y niñas de jardines infantiles, preescolares y primeros", señala. Por su parte, la diseñadora se reparte en los cuatro colegios de la zona urbana para trabajar con estudiantes de grados cuarto, quinto y sexto.
En colectivo
El propósito de la familia ambientalista es adelantar procesos de formación de educación ambiental con agentes transformadores. Para lograrlo se apoyan en películas y material gráfico. A partir de eso desarrollan cinco módulos de formación:
1. Qué es el plástico.
2. Reutilización, reciclaje y recuperación.
3. Metodologías y experimentación.
4. Empoderamiento y liderazgo.
5. Campañas ambientales efectivas.
Además, le apuestan a la Inteligencia Artificial y plataformas de diseño. "Ellos aprenden cómo son las primeras formas de cine y animación, basándose en las inteligencias artificiales y en las plataformas que existen. Con base en eso, nos entregan un producto ambiental", relata la madre.
Del trabajo, la familia Zuluaga Jiménez se queda con el reconocimiento y el cariño de los estudiantes. Pese a que aseguran que ha sido un trabajo difícil, los reconforta el interés de los más pequeños por trabajar y apoyar lo que hacen. Así mismo, la apropiación y el ánimo para continuar.
Manuel José ha asistido a exposiciones de ganado normando, en donde ha mostrado su emprendimiento de café y ha compartido sobre el cuidado ambiental y la recolección de tapas plásticas.
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