Fotos | Cortesía | LA PATRIA
Javier Hernández Bonnet con el premio Vida y Obra en 2023.
LA PATRIA | MANIZALES
El periodista deportivo manizaleño Javier Hernández Bonnet presentó hace unas semanas su tercer libro Lo soñé, lo jugué y lo gané, que cuenta como fueron sus comienzos en el periodismo, como se enamoró de la radio y sus primeros años en el barrio Chipre de Manizales.
LA PATRIA tuvo la oportunidad de hablar con él sobre esta presentación de su libro. También sobre los últimos reconocimientos que ha recibido en la ciudad en este último año.
La portada del libro.
Hablemos sobre el libro...
Ese es como el último hijo, porque esos son momentos muy especiales, tener la oportunidad de poder escribir tres libros, pero uno en el que tenga un contenido más personal, recopilando experiencias, termina siendo un espejo para que los periodistas de hoy y de mañana puedan mirarse y saber que no todo es fácil, que las cosas se construyen es con el tiempo y que en esta profesión usted se demora para subir es un viaje lento, pero si hace las cosas bien también la caída es lenta y te da tiempo de despedirte con todos los honores. Por eso digo en el libro que lo soñé, lo jugué y lo gané, porque ya siento que me puedo despedir con la satisfacción de haber llegado a la cresta de la ola.
¿Cómo ve la actualidad del Once Caldas?
Me parece bueno, pero casual y digo me parece bueno, porque el presente es innegable, un equipo que estaba con una crisis deportiva, de credibilidad, con una dirigencia que está más preocupada por lo personal, por lo individual que por el vehículo que representa el Once como imagen para una ciudad y de un momento a otro se le empiezan a dar los resultados con Hernán Darío Herrera, pero me parece casual porque muchas de esas cosas no son sembradas esas son algunos recogidos que se hacen muchas veces y esos recogidos desembocan en momentos de fortuna como los que ha tenido el Once. Ahora el reto ya que se ha demostrado que la afición responde, que hay un buen momento deportivo es tratar de manejarlo a través de la formación y desarrollo de talentos, que el Once Caldas se puede dar el lujo de tener proyectado sus próximos años con la renovación desde la propia casa.
¿Qué siente cuando llega a Manizales un exitoso periodista deportivo como usted?
Son sentimientos todos tan distintos. Por ejemplo, la última vez que estuve en el estadio, recorrí la parte de abajo y recordé como desde niño empecé a involucrarme en los medios de comunicación queriendo ser comentarista o locutor, veía que ahí abajo caminaban los jugadores con una tranquilidad absoluta, mezclados entre la gente, para después ir al vestuario y ponerse la pantaloneta y salir a jugar. Y me dio una nostalgia porque ahí empecé a imaginarme los primeros ídolos que vi, que fueron Pipa Botero, Mirabel y Galarza. Entonces me dio mucha nostalgia y después miré hacia la tribuna y empecé a ubicarme donde quedaba la cabina de la Transmisora Caldas, que era hecha casi entre madera y cartón, con un vidrio que lo protegía uno del viento, pero era todo rudimentario, pero al mismo tiempo especial. Me dio mucha nostalgia todos esos recuerdos de los años de trabajo.
¿Cómo ha sido la historia de Javier Hernández?
He sido un perseverante. Digo que a veces uno no triunfa solo por porque tenga algo de talento, sino porque tenga la capacidad de aguantar todas las adversidades que se va encontrando en el camino, porque en esta profesión o en este oficio es muy complejo todo. Yo me acuerdo de compañeros que tuve que dejaron el periodismo y se dedicaron a estudiar y terminaron siendo profesionales y me encuentro con algunos de ellos y me dicen uy, yo no haber continuado, a mí lo que vos haces es lo que a mí me gusta y yo te veo tan exitoso y resulta que yo digo esta gente como no sé yo, no le hubieran dado oportunidad a uno porque eran personas muy talentosas, pero yo tenía algo más que eso, yo tenía era una actitud y pasión y yo creo que lo mío se construye es más por la actitud y la pasión que por el mismo talento.
¿Cuál ha sido ese evento más grande que ha cubierto y el más retador?
El Mundial del 2014, porque por primera vez llevamos 110 personas que estaban bajo nuestra dirección artística. Nosotros preparamos ese mundial con 11 meses de anticipación y ese era un reto inmenso, porque cuando tienes tanta gente para cubrir un evento de esos, siempre hay la preocupación de que ocurran fricciones, pero nos dedicamos a establecer cuál era la tarea minuciosamente que le correspondía a cada quien. Y el hecho de tener una planificación, una coordinación ya prevista cuando colocáramos todo en escena, eso nos dio la gran satisfacción, que fue el mejor balance que pudimos presentar.
¿Qué significó Javier Giraldo para el periodismo deportivo y cómo influyó en su carrera?
Todo, Javier fue el que nos abrió el camino a todos y le dio prestigio al oficio, el que hizo que la gente que miraba mal al periodista después tuviera el afán de que sus hijos siguieran los pasos de Javier Giraldo Neira. Hoy hay en escena quienes todavía permanecen, son personas que tuvieron su carrera universitaria, no todos periodismo y perduran porque tuvieron primero una muy buena preparación personal con el perfil universitario de las carreras que hayan elegido, pero además de eso fueron personas que se dedicaron a estudiar y ese reto lo impuso Javier Giraldo Neira, porque él no improvisaba nada, no llegaba a una transmisión sin haber estudiado con anticipación. Era un orador espectacular, basado en datos y hechos ciertos que le pegaban al tema que estaba tocando y podemos decir que por todo ese legado Manizales se convirtió en la escuela de periodistas deportivos.
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¿Cuál es su posición sobre el periodismo deportivo actual?
Creo que falta pasión, muchos se han convertido en periodistas de horario y esto no funciona así. Los periodistas estamos retados a cumplir una tarea y la tarea exigen 18 horas de trabajo de las 24 y eso les cuesta a los muchachos de hoy. Aparte tiene un problema grave y es que su guía, su referencia ya no era lo que nosotros disfrutamos, eran las tertulias, uno en un viaje se sentaba y entre colegas, jugadores de fútbol, exjugadores o técnicos se armaban unas conversaciones donde uno se nutría, ellos no tienen esa oportunidad porque el mundo cambió y entonces la inmediatez ellos la están encontrando en vez de irse a tomar un café o a buscar con quién conversar, que no todos coinciden en este mundo tan distinto, entonces ellos se dedican a recibir toda la información de las redes y no toda la información de las redes es precisa, no en todas se aprende, entonces se ha perdido profundidad.
¿Qué ha significado los últimos reconocimientos que le han dado acá en la ciudad estos últimos meses?
He tenido en mi vida muchas satisfacciones que han sido parte del orgullo para presentarle a mi familia, a mis hijos, en especial dos premios Simón Bolívar, un premio Ondas de España, un premio de la Asociación Internacional de Periodistas Deportivos como el mejor comentarista de Sudamérica. Pero el día que me dieron el Orlando Sierra en Manizales de vida y obra, para mí fue lo más emocionante, porque además coincidió con algo, ese mismo año, hace 50 años, cuando era un aprendiz de todo, porque quería hacer control, camerinos, remoto, comentar, narrar, recibí el carnet como miembro de las empresas de comunicación, para poder entrar a los escenarios deportivos. Me sentí tan emocionado porque se me vinieron todos los recuerdos y sueños que tenía en ese entonces, los padecimientos cuando esos sueños no se hacían realidad, se revolvía eso con las amarguras, pero también con las satisfacciones, era toda esa mano de emociones revueltas, fue un momento muy especial.
Dato
Recibió el premio Vida y Obra en la edición 28 del Premio Nacional de Periodismo Orlando Sierra Hernández de 2023.
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