La música navideña trasciende las barreras culturales y sociales, actuando como un hilo conductor que une a las personas en una experiencia compartida.

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La música navideña trasciende las barreras culturales y sociales, actuando como un hilo conductor que une a las personas en una experiencia compartida.  

 

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Durante la temporada navideña, la música se convierte en uno de los acompañantes de las festividades y de los encuentros familiares. En toda reunión hay música de fondo, hay alguien que canta o alguien que quiere un determinado tipo de canciones. 

Porque más allá de su función de ambientar las festividades, la música navideña despierta emociones profundas, evoca recuerdos entrañables y refuerza tradiciones que han pasado de generación en generación.

Según Juan Humberto Gallego Ramírez, docente de la Escuela de Música de la Universidad Tecnológica de Pereira, máster en neurociencia y doctor en música, "la música navideña activa memorias autobiográficas asociadas con momentos familiares felices, conectando emocionalmente a las personas con su pasado".

Por eso es común que la música sea elegida en función al baile o para que con los estribillos los oyentes recuerden a alguien en particular o tengan las remembranzas de una época en particular.

El impacto emocional y nostálgico de la música navideña

La capacidad de las canciones navideñas para despertar nostalgia está profundamente arraigada en la conexión entre la música y las emociones. Temas clásicos como Noche de Paz o Jingle Bells transportan a los oyentes a recuerdos de infancia, reuniones familiares y momentos significativos de su vida. 

Este fenómeno se debe a que la música activa el sistema límbico, la región del cerebro asociada con las emociones y la memoria, creando un vínculo poderoso entre las melodías y los recuerdos personales. 

“Al escuchar una canción navideña, es posible que el cerebro recupere no solo la melodía, sino también las imágenes y sensaciones relacionadas con esos recuerdos: las decoraciones navideñas, las reuniones familiares o incluso los sabores y olores de las festividades pasadas”, indicó Gallego.

Elementos únicos que hacen especial la música navideña

La música navideña se caracteriza por melodías cálidas, letras que celebran la paz, la esperanza y la unión, y el uso de instrumentos como campanas, guitarras y coros que evocan un sentimiento de comunidad. 

Estos elementos, combinados con ritmos accesibles y letras cargadas de significado, hacen que estas canciones sean fácilmente reconocibles y profundamente emotivas.

“Aunque no todas las canciones navideñas tienen el mismo ritmo, muchas presentan tiempos alegres, como el vals o el 4/4, que acompañan bien a las celebraciones y a la danza. Los ritmos regulares y predecibles ayudan a crear una atmósfera de familiaridad”, agregó.

A lo largo de los años, la música navideña ha sido un catalizador para reforzar tradiciones y crear nuevas costumbres. 

Desde los villancicos entonados en familia hasta las versiones modernas reinterpretadas por artistas contemporáneos, estas melodías conectan generaciones y comunidades, creando un puente entre lo antiguo y lo nuevo.

El papel de la radiodifusión

Desde los villancicos religiosos del siglo XIX hasta las versiones comerciales popularizadas en el siglo XX, la música navideña ha evolucionado con los avances tecnológicos y los cambios culturales. 

La radio, la televisión y las plataformas digitales han llevado estas canciones a un público global, transformándolas en un lenguaje universal de las festividades.

Gallegó acotó que a medida que avanzaba el siglo XX, especialmente después de la Primera Guerra Mundial y con la llegada de la radio, la televisión y la industria discográfica, la música navideña experimentó una transformación significativa. 

“Las canciones tradicionales y los villancicos fueron reinterpretados y popularizados por artistas de todo el mundo”.

La radio jugó un papel fundamental en la difusión de estas canciones, y muchos artistas comenzaron a grabar versiones comerciales de temas clásicos navideños. 

“La música navideña se empezó a asociar con el consumismo y el marketing de la Navidad, especialmente en países como Estados Unidos, donde el "espíritu navideño" se vio impulsado por campañas publicitarias de grandes marcas”.

El poder de la música para generar comunidad y pertenencia

La música navideña trasciende las barreras culturales y sociales, actuando como un hilo conductor que une a las personas en una experiencia compartida. 

Eventos como conciertos, festivales y reuniones familiares giran en torno a estas canciones, fortaleciendo el sentido colectivo de la comunidad.

“Las armonías de la música navideña suelen ser sencillas y repetitivas, lo que facilita que las personas se conecten emocionalmente con las canciones. La repetición de acordes y frases melódicas crea una sensación de estabilidad y seguridad, lo que refuerza los sentimientos de calidez y tradición asociados a las festividades”, finalizó el docente.

 


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