Gisèle Pelicot se ha convertido en todo un símbolo feminista a nivel global tras decidir que el juicio fuera público "para que la vergüenza cambie de bando"

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 Gisèle Pelicot se ha convertido en todo un símbolo feminista a nivel global tras decidir que el juicio fuera público "para que la vergüenza cambie de bando" 

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Los mensajes de gratitud a Gisèle Pelicot por su valor se multiplicaron el jueves (19 de diciembre) al finalizar el juicio en Aviñón (Francia) contra sus violadores, aunque el feminismo francés se mostró crítico con buena parte de las penas, que fueron inferiores a lo que pidió la Fiscalía, y pidió cambios en las leyes.

"Gisèle Pelicot ha librado esta batalla con una entereza que impone respeto y admiración. Ella encarna el valor de todos aquellos que, a veces en la sombra y en silencio, luchan por sus derechos y para que se haga justicia", destacó Anne Genetet, ministra en funciones de Educación, en X.

En la misma red social, la presidenta de la Asamblea Nacional francesa, Yaël Braun-Pivet, escribió a Gisèle "gracias por tu valentía", y dijo que a través de ella "hoy se escuchan las voces de tantas víctimas", "la vergüenza cambia de bando, se rompe el tabú", apuntó.

También los principales dirigentes de la izquierda del país europeo se pronunciaron resaltando su "coraje" y cómo este proceso "marca un punto de giro en la lucha contra la cultura de la violación", en palabras de Marine Tondelier, secretaria nacional de Los Ecologistas.

"El juicio de Mazan fue ejemplar. La negativa de Gisèle Pelicot a celebrarlo a puerta cerrada arrojó una dura luz sobre la banalidad de la violación. Este juicio será histórico si realmente la vergüenza cambia de bando y si la gravedad de estos crímenes se percibe por fin en su justa medida", señaló por su parte Olivier Faure, primer secretario del Partido Socialista.

Incomprensión por ciertas penas

Pese a lo histórico de esta sentencia, que atrajo una atención mundial y que ha convertido a esta mujer de 72 años en un icono de la lucha contra la violencia machista, numerosas asociaciones feministas manifestaron su descontento por las penas, que en general fueron significativamente inferiores a las que pedía la Fiscalía, en un momento en el que se esperaba un veredicto ejemplar.

"Este juicio también ha puesto de manifiesto la necesidad de definir mejor la violación y la agresión sexual incluyendo la noción de consentimiento en su definición penal", indicó en un comunicado Clémence Pajot, directora general de la Federación Nacional de los Centros de Información sobre los Derechos de las Mujeres y de las Familias (CIDFF).

La Fondation des Femmes, que al igual que otras asociaciones francesas reclama una ley integral contra las violencias sexuales y sexistas, manifestó "incomprensión" y "decepción" ante "ciertas penas pronunciadas", ya que, a pesar de los testimonios y las pruebas, las condenas contra los cómplices de Dominique Pelicot estuvieron por debajo de lo que la acusación había requerido.

"El combate contra la impunidad no ha hecho más que comenzar", declaró esa organización en un comunicado, en el que recordó también que el trato judicial a las violencias sexuales debe cambiar.

Las penas emitidas en Aviñón (Francia) oscilaron entre los 3 y los 20 años y globalmente ascendieron a más de 400 años de encarcelamiento, una cifra significativamente inferior a los 652 años que sumaban las penas reclamadas por la Fiscalía para los 51 acusados.

El exmarido de Gisèle, Dominique Pelicot, también de 72 años, recibió la pena más severa, 20 años, y deberá cumplir al menos dos tercios de ella entre rejas antes de poder solicitar la libertad condicional.

Durante una década, él se dedicó a drogar a su exmujer con grandes cantidades de ansiolíticos para que decenas hombres con los que contactaba por internet la violaran estando inconsciente.

Dominique Pelicot, de 72 años, deberá cumplir al menos dos tercios de su condena entre rejas, pero después tendrá la oportunidad de acceder a la libertad condicional.

Después de la del propio Pelicot, la pena más amplia fue para un hombre de 63 años que llegó a ir hasta 6 veces al domicilio de la entonces pareja en la pequeña localidad de Mazan (Francia), para violar a la víctima. A él se le castigó con 15 años, tres menos de los que reclamaba la Fiscalía.

Otro de los acusados principales en este juicio, Jean-Pierre Maréchal, un hombre acusado de replicar junto a Dominique Pelicot sus métodos de sumisión química con su propia esposa, fue condenado a 12 años frente a los 17 solicitados por la acusación pública.

Además, seis de los acusados quedarán en libertad, ya sea porque las penas están exentas de cumplimiento en la cárcel o porque ya han cumplido parte de ellas en detención provisional.

Las agresiones y violaciones fueron registradas en vídeo y foto por el exesposo de la víctima, unos documentos que sirvieron como prueba en este juicio y que permitieron identificar a la mayor parte de sus cómplices, si bien se estima que hay al menos una veintena más de participantes.

A Dominique Pelicot, además, también se le encontraron imágenes íntimas, registradas sin consentimiento, de su hija y de su nuera.

Gisèle Pelicot, por su parte, se ha convertido en todo un símbolo feminista a nivel global tras decidir que el juicio fuera público "para que la vergüenza cambie de bando"


 

 


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