La región ucraniana sureña de Jersón está sufriendo una intensificación de los bombardeos rusos, mientras surgen informaciones de que el Ejército invasor podría estar preparándose para lanzar una nueva ofensiva contra la provincia, así como contra la vecina Zaporiyia.

Foto | EFE | LA PATRIA La región ucraniana sureña de Jersón está sufriendo una intensificación de los bombardeos rusos, mientras surgen informaciones de que el Ejército invasor podría estar preparándose para lanzar una nueva ofensiva contra la provincia, así como contra la vecina Zaporiyia.

Autor

Jose Luis Paniagua

LA PATRIA | Efe | Madrid

Los conflictos crecen, la violencia crece, las muertes de civiles crecen, la guerra crece. El año 2024 deja un balance que confirma la tendencia de los últimos años a recurrir a la solución bélica para responder a los problemas de un mundo en cambio que busca acomodarse a un nuevo orden.

Oriente Medio, Ucrania, Sudán, el Sahel..., al menos 59 conflictos permanecen abiertos en el mundo. Según PRIO, esa cifra que se registró en 2023 y fue publicada en junio pasado, marca una tendencia al alza como consecuencia de una combinación de elementos que pasan por el final de la lógica de bloques de la Guerra Fría, los malos tiempos que vive la democracia en muchas partes del mundo y las limitaciones de las estructuras creadas a partir de la Segunda Guerra Mundial para velar por la paz en el mundo.

 

La guerra en cifras

El número de personas desplazadas forzosas alcanzó un número sin precedentes de 130 millones en mayo de 2024, según la ONU, que contabilizó en 2023 un incremento de las bajas civiles del 72%, una cifra aún no actualizada en 2024 formalmente pero que presentan una tendencia al alza en diferentes conflictos.

El gasto militar se encuentra en su techo máximo, duplicándose de 1,2 billones de dólares en 2000 a los  2,4 billones en 2023, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), y el inventario de armas nucleares se calculaba en enero pasado en 12.121 ojivas, unas 9.585 en arsenales militares para uso potencial, de las que 3.904 están desplegadas con misiles y aviones, 60 más que un año atrás, según SIPRI.

El Índice de Intensidad del Conflicto (CII), realizado por Verisk Maplecroft y publicado en noviembre pasado, señala que el conflicto pasó de afectar al 2,8% de la superficie global en 2021 al 4,6% en 2024, creciendo un 65% y afectando el equivalente a 6,15 millones de kilómetros cuadrados.

El Instituto afirma que “el mundo se ha vuelto más inestable en los últimos 17 años con un incremento substancial en la inestabilidad política, el número de conflictos, las muertes y las manifestaciones violentas”.

 

Las causas

El final del orden mundial de posguerra, un mundo abierto hacia una multilateralidad con tres grandes actores: Estados Unidos, Rusia y China, y el aumento de la influencia de potencias medias en Oriente Medio describen un mundo que se enfrenta a una realidad distinta de la salida de los acuerdos tras la segunda guerra mundial.

"La multilateralidad nos ha llevado a muchos conflictos, porque en esa anarquía, en ese caos, todos están tratando de buscar sus alianzas y al final se produce el famoso dilema de seguridad: yo me rearmo, pero en ese rearme tu te rearmas y hay una escalada", indicó a EFE el director del Instituto Español de Estudios Estratégicos, el general Víctor Bados.

Las instituciones de postguerra, especialmente las de paz, la arquitectura de justicia surgida en los últimos años como la Corte Penal Internacional y los foros de discusión internacional no logran impedir las guerras y los conflictos aumentan de año en año.

El director del IEEE destaca que los conflictos que se están produciendo en la actualidad no tienen nada de inesperado como ocurrió en 2001, con los ataques a las torres gemelas en Nueva York, sino que en su mayoría se trata de conflictos enquistados con los que se convive y de manera inesperada explotan, lo cual describiría tanto Ucrania como Oriente Medio.

El conflicto siempre tiene una finalidad política. Si no somos capaces de ir a solucionar el problema político que ocasionó el conflicto, ese conflicto lo enquistaremos y no se solucionará”, afirmó, poniendo como ejemplo el caso de Oriente Medio.

De dónde vienen los conflictos

Los conflictos vivieron un resurgir tras 2011, con las primaveras árabes y su derivación en Siria en una guerra civil, pero el punto de inflexión se produce a partir de mediados de esa década, un evento que se puede asociar con la invasión rusa de Crimea, la guerra civil siria y, en otro orden, con el surgir del Estado Islámico en Oriente Medio.

Al principio de 2000 el mundo estaba bastante pacífico y entonces algo pasó alrededor de 2015, cuando vemos un incremento del conflicto en Siria”, indicó a Efe Siri Aas Rustad, directora investigadora del Instituto de Investigación de la Paz de Oslo (PRIO).

Para Rustad, lo habitual era que se produjeran "ocasionalmente conflictos malos", recordando Afganistán, o el final de los tamiles en Sri Lanka, pero en los últimos años se han ido produciendo más de este tipo conflictos de forma simultanea.

"Lo que se ve, especialmente en estos últimos días (en alusión a Siria) es que estos conflictos están conectados", dice.

"Hay otra tendencia que vemos globalmente, que es el retroceso de la democracia", agrega.

Hay lugares en el planeta cómo África donde la mezcla de factores militares y económicos, con las potencias compitiendo por los minerales preciosos y también por recursos, hacen más evidente esos síntomas.

"Creo que en África, Occidente está perdiendo, Mali solía ser un punto de referencia para las organizaciones internacionales, pero se han ido, y probablemente tiene que ver con Rusia siendo capaz de algo más atractivo", señaló, al resaltar el incremento de la influencia rusa.


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