El primer desafío de don José Camilo es treparse por el barranco y sacar de su cambuche las cajas de cartón qué venderá para su primera comida del día.

Fotos | Juan Carlos Unda | LA PATRIA

El primer desafío de don José Camilo es treparse por el barranco y sacar de su cambuche las cajas de cartón qué venderá para su primera comida del día.

LA PATRIA | Manizales

Ángel de mi guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día”.

Don José Camilo se despierta y al único que le puede hablar a la hora de levantarse es a su Ángel de la Guarda.

Este adulto mayor, a sus 84 años de edad, no tiene una voz filial que le dé los buenos días o el cafecito de la mañana cuando se baja de su hamaca, que es una cobija sujetada a dos cuerdas de fique.

El hogar del octogenario, a primera vista parece una cueva.

Al mirarla detenidamente realmente es un cambuche creado debajo de un andén, en un lugar aledaño a una doble vía por donde transitan carros de día y de noche, con destino al barrio La Francia y Morrogacho, en Manizales.

Los sueños de don José y su descanso reposan en una hamaca, que elabora de una cobija deteriorada y sujetada al techo. De esta "cama en el aire" también cuelga su supervivencia.

 

Don José tiene la riqueza de la naturaleza para sacarle provecho, aunque sus necesidades básicas materiales las tiene que cubrir con lo que gana en el día a día a través del rebusque. Vende material reciclable en La Galería y el Cambalache, en ese mismo sector.

Su cambuche lo rodean matorrales, árboles, barrancos con nacimiento de agua y ni qué hablar de los bichos, insectos y roedores. También los perros callejeros y con amos transitan por encima de la vía, donde habita don José Camilo.

La agenda de este abuelo, que no tiene nietos oficializados, empieza desde las 7:00 de la mañana, hora en la que saca desde su cambuche el cartón a vender.

Una de las fuentes primordiales de la supervivencia del octogenario es el nacimiento de agua que tiene en uno de los barrancos cercanos a su cambuche, que en temporada invernal representa riesgo de deslizamiento.

 

Su recorrido por la calle está sujeto a las personas generosas, como Carlos Ramírez, que le brinda comida en el camino, o monedas para comprar mecato.

Entre la tarde y la llegada de la noche, el anciano regresa a su cambuche, donde lo espera el sonido de los grillos, el vaivén del viento, a veces la lluvia suave o inclemente.

Además de hablar solo y elevar sus retahílas, antes de acostarse sabe que llega con su inseparable compañero, a quien le reitera antes de dormirse en su hamaca: "Ángel de mi guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día...”.

Asegurar la dormida con las dos cuerdas que sujetan al techo su hamaca, es otra de las tareas que realiza don José Camilo a diario.

 

Recuerdos de familia de este habitante del mundo

  • José Camilo Franco Gallego nació en Manizales, sector del Arenillo, el 20 de mayo de 1941.
  • Vivió con Heliodora Aguirre cuando trabajaba en construcción. Con ella tuvo una hija llamada Juliana, y otra, que nació muerta.
  • Don José recuerda que a sus exparejas sentimentales les montaba tiendas, una de ellas reside en Villahermosa.
  • En cuanto a hermanos, dice que de 15, en la actualidad sobreviven cuatro con él: Raquel, Hortensia y Arcesio, quien es pensionado.

 


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