Para una debida aplicación de los principios de equidad y proporcionalidad, los peajes deberían pagarse por distancia recorrida, tal como sucede en países
desarrollados, lo que ya lo había comentado en este mismo espacio, y se evitarían discusiones como las que ahora se tienen. 

Los contratos de concesión y las Asociaciones Público-privadas son instituciones que se crearon y convirtieron modernamente en las mejores alternativas para acudir al capital particular y desarrollar primordialmente obras de infraestructura pública, las que no son siempre ajenas, como se conoce, a los problemas de corrupción y desgreño que afectan al país, y sin los cuales seguramente Colombia podría asumir muchos de esos trabajos.

Lo que sucede con los peajes de Caldas, lo cual comparto, además de injustos son desproporcionados por las razones técnicas y administrativas que con largueza han difundido expertos a través de los medios de comunicación, y en reuniones públicas con presencia de autoridades.
El Comité Intergremial de Caldas es una organización que aglutina 17 sectores económicos, sociales, culturales y profesionales tales como la Federación
Nacional de Cafeteros, la Cámara de Comercio, sector turístico, Sociedad Caldense de Ingenieros y Arquitectos, Confa, Corporación para el Desarrollo de
Caldas, etc., comité que tiene como objeto misional, se publicita, trabajar “por la competitividad y el bienestar de Caldas”.

Dicho ente, juntamente con los mandatarios de Caldas y Manizales solicitaron oficialmente la abolición de solo una de las tres casetas en discusión, la de
“Pavas”, que hoy afecta de manera directa a un sector muy específico de desarrollo en construcción inmobiliaria, al Club Campestre y, por supuesto, a la
capital caldense, lo que inclina desfavorablemente la balanza del Área Metropolitana al dejar por fuera del pedido los peajes de “San Bernardo del Viento”
y “Santágueda”, pues con ello se beneficiaría principalmente, lo que no es desde luego desdeñable, a aquel municipio cafetero que no hace parte de dicha Área, y Manizales, generando gran preocupación frente al municipio de Palestina del que hacen parte Santágueda y Arauca, y que igualmente está demostrado, el peaje de San Bernardo impide el debido o pleno desarrollo de la principal zona turística de la mencionada Área Metropolitana y de Caldas, lo que por contera desatiende los principios arriba mencionados, y a lo que ni su alcalde, ni la propietaria de los más importantes centros recreacionales, hasta donde se conoce, hayan puesto reparo alguno, como tampoco otros actores con intereses en ese mismo territorio, salvo la Sociedad Caldense de Ingenieros Civiles (SCIC) y la Corporación Vecinos de Santágueda. 

Frente a ese panorama estimo así mismo que la solicitud oficial debería reencaminarse a buscar la abolición de los tres peajes.
¿Hasta dónde ese importante Comité de gremios puede hacerse vocero de todos los Caldenses, en especial de las comunidades del área metropolitana, sin afectar su misión?
Este cuento de los peajes me hace recordar la construcción de la ‘nueva’ vía Medellín-Manizales. Hace algunos años, siendo el profesor Sergio Fajardo
gobernador de Antioquia, comentaba con júbilo y optimismo ante varios funcionarios que la distancia entre ambas ciudades se recorrería en dos horas y
media (ya parece cierto pero por obras en ese departamento), pero la sorpresa no ha sido minúscula frente a lo construido: solo doble calzada entre la capital de Antioquia y La Pintada, en tanto que en el trayecto de Caldas apenas hubo mejoramiento de la doble vía en el carreteable, con algunos trayectos con terceros carriles que, al menos personalmente, generan miedo, terror, no solo porque muchos conductores no tienen conocimiento pleno de su uso, sino porque grandes vehículos invaden irresponsablemente la vía, riesgo y temor que son mayores en horas nocturnas, sobre todo cuando llueve.

Incluyendo el peaje de “San Bernardo del Viento”, el número de casetas de este tipo, si mal no recuerdo, es igual en ambos trayectos. Como con los 3 peajes de Caldas, en los dos casos se ha abusado y pretende seguirse abusando de nuestro departamento.