Los colombianos nos estamos preguntando: ¿dónde está la plata del Gobierno nacional? El presupuesto anual de Duque para el 2022 era de $350 billones y el de Petro para el 2025, ajustado, es de $511 billones. Un incremento aproximado al 50%; es decir, plata es lo que tiene el Gobierno. Sin embargo, para la presente vigencia va a recortar subsidios, está atrasado en sus obligaciones y golpeando económicamente la salud de los colombianos. Acabó con programas como “Colombia sin Hambre” y “Renta Joven”, supuestos programas bandera de su Administración -claro está, que preservó el millón de pesos que mensualmente les gira a los de la primera línea-.
A las empresas que suministran la energía eléctrica y el gas natural les está adeudando $3 billones por concepto del pago de los subsidios a los estratos 1, 2 y 3. Puerto Carreño, capital del departamento del Vichada, la semana pasada se quedó sin luz, porque la empresa que suministraba el servicio no tenía recursos para operar. Suspendió los subsidios que se otorgaban a través del programa “Mi Casa Ya”, con lo que está coartando la posibilidad para que los colombianos de bajos ingresos puedan tener vivienda propia, y recortó las ayudas que recibían los estudiantes beneficiarios de los créditos del Icetex.
Lo que está pasando con la salud es “tenebroso”. El ministro de Salud no está cumpliendo con su función principal que es la de garantizar la atención y el manejo de la salud de la comunidad. Petro, muy a su estilo, está desviando el debate con argumentos de que las EPS se robaron la plata, lo que es un tema de manejo del Gobierno y de control de las “ías”. Volvió la crisis de la salud una discusión política. En medio del debate, está atrasado en sus pagos a las IPS. Las tiene ilíquidas.
La prestación del servicio está en niveles más bajos que los que se tenían antes de las intervenciones. Mientras tanto, se muestra ajeno al funcionamiento del sistema, desconociendo que controla más del 50% de la salud de los colombianos; así mismo, está presionando para que le aprueben su reforma a la salud, que en nada va a contribuir para solucionar la crisis.
El Gobierno culpa al Congreso de los recortes y las dificultades económicas que está teniendo por la no aprobación de su ley de financiamiento. Sin embargo, al analizar los recortes e incumplimientos en los pagos, estos superan con creces los $12 billones que esperaba recibir. Al parecer los recursos que están haciendo falta obedecen a un incremento desmesurado de la nómina oficial y a los convenios que tiene con colectivos sociales y comunitarios, como las comunidades indígenas, que según se especula, los está utilizando para el manejo de las elecciones presidenciales del año entrante.
Un ejemplo claro relacionado con la respuesta a la pregunta dónde se está gastando la plata el Gobierno y la razón por la que está desfinanciado, es la “novela” de Armando Benedetti-. “Diplomático” que se aburrió de no hacer nada en Roma, por lo que le hicieron un contrato de prestación de servicios como asesor en el manejo del Congreso. La reapertura de la embajada ante la FAO, después de 15 años de estar cerrada, le ha costado al país varios miles de millones de pesos y acaba de nombrar a la exministra de Agricultura como embajadora ante esa entidad, donde no tendrá ningún oficio.