Manizales se ha convertido en una ciudad con una población creciente de adultos mayores. Esta es una realidad que debemos aceptar, visibilizar y, lo más importante, atender. Además, representa una gran oportunidad económica, ya que el manejo adecuado de las personas mayores de 60 años puede ser un motor clave para el desarrollo de la ciudad. Este fenómeno cobra especial relevancia cuando se considera que el número de adultos mayores supera al de menores de 15 años. El envejecimiento poblacional requiere reflexión y acciones estratégicas.
Muchas de las personas mayores de Manizales no se identifican con el término “adultos mayores”. Al contrario, se sienten en plenas facultades físicas y mentales, y no aceptan ser tratadas como si fueran unos viejos al final de sus vidas. Tienen mucho qué aportar, tanto a sus familias como a la sociedad. Sin embargo, las oportunidades disponibles no siempre les permiten hacer uso pleno de sus capacidades.
Uno de los principales desafíos que enfrenta este grupo es la precariedad de sus pensiones. Muchos no reciben ningún tipo de apoyo económico tras su jubilación. A menudo, pasan sus días en cafeterías de la ciudad, donde socializan y participan activamente en debates sobre la actualidad, especialmente, comentando las decisiones del presidente Petro, lo que les afecta emocionalmente, llevándolos incluso a pasar noches inquietas y preocupados por el futuro del país.
Esta poblacion tiene características particulares: su experiencia y conocimiento pueden contribuir significativamente a la economía local; enfrentan desafíos para adaptarse a la tecnología digital. Es urgente fomentar programas de capacitación que les permitan utilizar las herramientas que ofrecen los teléfonos móviles. Muchos de ellos tienen dificultades para manejar estas tecnologías y también son víctimas de fraudes cibernéticos. Asi mismo, demandan atención constante en el manejo de su salud.
En términos de empleo y emprendimiento, esta población cuenta con una vasta experiencia y conocimientos adquiridos a lo largo de su vida laboral. Por ello, Manizales tiene la oportunidad de aprovechar este potencial para fomentar la creación de nuevas iniciativas laborales. Muchos poseen habilidades que los más jóvenes aún no han adquirido.
El reto es lograr que los ciudadanos que hacen parte de la “edad plateada” vivan con dignidad, bienestar y calidad, por lo que la ciudad se debe posicionar como líder en la economía plateada, donde los adultos mayores no sean vistos como una carga, sino como una fuente de generación de recursos y desarrollo.
La edad plateada se puede dividir en dos partes. Los que están vitales y los que están en condiciones de deterioro físico y mental. Para los que están en este grupo y que requieren un cuidado distinto por fuera de su hogar, la ciudad cuenta con varios hogares geriátricos que demandan seguimiento periódico en la alimentación, la atención médica y la disposición arquitectónica de sus instalaciones.
Es esencial garantizar que estas viviendas estén adecuadas para manejar las limitaciones físicas de los ocupantes, con espacios amplios, baños accesibles y, de ser posible, que las instalaciones sean de una sola planta, para evitar barreras arquitectónicas como las escaleras. Los manizaleños tenemos que hacer nuestro mejor esfuerzo para evitar que estos adultos mayores se vean relegados, abandonados, solo esperando la muerte y pidiendo que ésta llegue “rápido”.