Con un “jajajaja” arrancaba el trino que lo desató todo. Al ministro de Educación le pareció chistoso que la periodista Paola Herrera compartiera una investigación de Cambio sobre el posible marchitamiento del Icetex (https://t.ly/eJrQC). De lo gracioso se le vino el mundo encima. Sobre todo cuando mostró desconocimiento de su propio sector, al decir —con risita— que él no tenía nada que ver con la entidad.
Hubo mucha política en esa discusión, en unas redes sociales diseñadas para seducirnos con el sacudido de turno. De tanto, se perdió el origen de todo: ¿Se está marchitando el Icetex? La respuesta puede dejar a Caldas en un lugar crítico, ante el rol que cumplen las instituciones privadas de educación superior en la región.
Según datos de la entidad, el número de personas en Caldas que accedieron a créditos del Icetex se redujo en un 40% entre 2015 y 2023, pasando de 1.305 beneficiarios en 2015 a 780 en 2023. No son personas que necesariamente se hayan quedado estudiando en el departamento. En ese mismo periodo la disminución nacional de beneficiarios fue del 5%, aunque es cierto que los montos desembolsados han venido en aumento. Este declive en Caldas ya había tenido una caída drástica en 2018, al final del gobierno Santos y comienzos del de Duque, que tuvo 479 beneficiarios. Se trató en ese momento de una reducción que llegó al 63% respecto de 2015.
Hay que decir, claro, que el menor número de beneficiarios no significa en sí mismo una falta de capacidad de la entidad, pues la decisiones de optar por el crédito en una región, y conseguirlo, depende también de otras variables. Pero de alguna forma, vista esa disminución tan pronunciada, los datos sirven como revisión de un síntoma.
El caso de Caldas debe ayudar a seguir abriendo esta conversación, como un llamado de atención para el país. Primero, porque esta disminución sucede en un departamento conocido por su apuesta educativa. Sobre todo por los logros que ha mostrado en que los jóvenes pasen de la educación media a la superior. ¿Qué pasará en otras regiones?
Segundo, porque en Caldas es alta y crítica la cobertura de las instituciones privadas de educación superior, siendo estas las que suelen recibir la mayoría de personas que acceden al crédito de Icetex. Es alta, porque según el reciente informe sobre educación superior de Manizales Cómo Vamos, en la ciudad el 41% de las matrículas de 2023 correspondieron a instituciones privadas y estas suelen tener en la matrícula su principal fuente de financiación. Es una cifra que muestra lo difícil que es pensar que la educación pública pueda absorber esa cantidad en el corto plazo. Aunque las matrículas han disminuido en la ciudad, 9% en comparación con 2015, lo han hecho de manera menos acelerada a la que muestra el acceso al crédito en el departamento.
Es crítica porque el estado de la calidad en educación básica y media no deja que amplios sectores accedan a la universidad pública. Entonces las instituciones privadas soportan gran parte de la formación superior de los niveles socioeconómicos más bajos en la región. Hace unos días, el profesor Alejandro Barrera, de la Universidad de Manizales, explicaba en La Silla Vacía que en esa universidad privada y acreditada —de la que por transparencia advierto que también soy profesor— más del 75% de estudiantes eran de estratos 1, 2 y 3 (https://shorturl.at/OOsVH).
Esta es una mirada alejada de la mirada bogotana, que asume que toda la educación privada se resume en los Andes y la Javeriana.
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Entre bambalinas: Mañana, 10 de diciembre, a las 10 de la mañana, en la Cámara de Comercio de Manizales por Caldas, estaremos presentando el informe Cómo Vamos en Educación Básica y Media. Invitados a acompañarnos.