Se ha vuelto un juego de palabras y fanatismos el hablar de la mujer en la vida cotidiana, como si no fuera el bastión esencial e insustituible de la vida: reconocimiento, respeto y admiración, en cualquier condición social y humana. Por fortuna ahora se rescatan nombres y obras de mujeres notables en el mundo y en las cercanías, en crecido número. Por toda parte se hacen pesquisas y descubrimientos en la ciencia, en las letras, en las artes, en la educación, en la vida pública, en las empresas…
La Revista Aleph no se ha quedado atrás en la valoración de la mujer, en sus dotes de inteligencia, creación y gestión. En la número 1 (1966) tuvimos a la vigorosa y controversial Marta Traba con artículo sobre el arte colombiano. Por sus páginas ha pasado crecido número de ellas, de inteligencia notable y escritura feliz.
La Aleph-211 se dedicó a destacar la personalidad y la obra de Marta-Cecilia Betancur, docente investigadora en la Escuela de Filosofía de la Universidad de Caldas, con dedicación absoluta a las lides del pensamiento en la historia y en autores que por estudio ha destacado en cercanía; tal el caso de Paul Ricoeur, sobre el cual es especialista. Su presencia académica ha tenido fuero internacional. Fue co-fundadora del Seminario de identidad cultural latinoamericana (SICLA), de labores compartidas en casi 20 años con pensadores de Latinoamérica y España, con examen libre de la idea de América en el pensamiento occidental y hasta plantearse los desafíos de la educación en el siglo XXI en Iberoamérica.
En su constante afán por conquistar conocimiento, se ha ocupado de la filosofía del lenguaje, la antropología filosófica, la hermenéutica y la epistemología de las ciencias humanas. Testimonios que ha ido dejando en conferencias, ensayos y libros, de amplia difusión en los sectores del humanismo. Su vocación por la enseñanza la adoptó desde temprano en la vida, afianzada en su formación de normalista, y profundizada en la licenciatura en filosofía, con consecuentes maestría y doctorado.
Ha sido asidua estimulante de los alumnos, con acento en los “semilleros” que orienta, integrados por estudiantes que escoge en talento y vocación por el estudio, con capacidad de indagar, de examinar en libertad cuestiones de la cultura y de la sociedad, al propiciar el debate respetuoso para enriquecer la formación en pensamiento.
Otro hito en sus desempeños ha sido el proyecto de “Las hijas de Lilith”, con apoyo en colegas para promocionar la participación de la mujer en el ejercicio de la filosofía, con presentaciones y diálogos en diversos ámbitos de la sociedad. Adoptaron el nombre bíblico de Lilith, símbolo de lo femenino sin sometimiento a lo masculino. No es ajena a la tarea de la filosofía en la responsabilidad de contribuir a la claridad en las ideas y en la exposición de las variadas formas de pensamiento, que incluso están inmersas en las ideologías.
Martha-Cecilia es un claro ejemplo de pensadora destacada, comprometida con la formación de nuevas generaciones, en los guiones de la duda, el estudio a conciencia, el respeto y la capacidad de comprender las diferencias, por la coexistencia en pluralidad, sin asomo de dogmatismo alguno.