Se triunfa y se goza. Es lo más simple. Pero jugar bien es ganar y gustar. El Once no lo hace. Por eso a media luz.

Dayro la figura, por sus goles. Realmente golazo el último, con la rimbombancia debida, que lo aproxima al registro histórico, en jugada exigente, de máxima pericia al entrarle al balón, clave para ganar el partido ante Bucaramanga.

Con ello, con su realce, se desconoce que el juego luchado y sudado, es hoy para los obreros invisibles que lucen poco, pero corren mucho.

El Once, un equipo fuera de onda, atribulado, sin propuesta de ataque decidida y constante, por la búsqueda obsesiva del equilibrio en las marcas, sin fortalezas ofensivas.

Punzantes pero inconclusas son las. escaramuzas atacantes de Joel Contreras por la banda izquierda e intermitentes las de Barrios.

No hay elaboración, la pelota es dividida, sin chispa, por la lesión de Beltrán, la desconfianza en Alejo García y el escaso aporte de Dorrego quien Juega en la posición equivocada.

Las fórmulas que en la actualidad se ensayan tienen extremos a perfil propio y Dayro de Ariete, donde mejor vive y más rinde.

Dos volantes de contención, activos, intensos, tanto como como Cardona el central, dispuestos a dejar la piel en la cancha, pero desordenados, especialmente Mateo García que se mueve, como en el futbol del colegio, por donde va el balón.

El Once no tiene toques mágicos que hagan diferencia. Siempre en modo resistencia con los miedos relevando la audacia. El problema no es táctico, aunque en este aspecto el Once Caldas es plano, repetido.

El fútbol expuesto es incoherente en el viaje del balón, alejado del gusto del público por las carencias de algunos jugadores incapaces de asociarse desde el juego. No tienen sensibilidad en los pies o los devoran los nervios.

Importante y recomendable que el técnico Hernán Darío Herrera modifique su postura frente a los jugadores y su cuerpo técnico. Para evitar una explosión en el vestuario.

Partido trampa ante Junior en crisis. Se jugará contra el público, el rival, el sistema y las dudas propias.