Fanny Bernal Orozco * liberia53@hotmail.com
Es riesgoso tomar decisiones apresuradas, eso puede producir muchos dolores de cabeza y quizás sea imposible volver atrás, como algunas personas piensan o pretenden. Por eso es frecuente escuchar frases como:
- Quisiera devolver el tiempo.
- Quisiera que todo fuera como antes.
- No tendría por qué haber dicho esas palabras.
- Debí haber esperado un poco más, calmarme y después sí hablar.
Causa tristeza el darse cuenta de que nos falta pensar y evaluar las situaciones personales, antes de tomar alguna decisión, el no hacerlo, puede traer consecuencias muy dolorosas o que generen conflictos difíciles de comprender y descifrar e incluso irreversibles, además esas decisiones pueden cambiar la vida de alguien o de muchos y para siempre.
En los momentos de adversidad, de rabia, de incertidumbre, de dolor, de desasosiego hay que tener cautela y sutileza; es necesario pensar en que tal situación, es como caminar por un túnel oscuro, el cual hay que cruzar paso a paso, de lo contrario se puede correr un gran peligro o por qué no, tener que arrepentirse más tarde por lo que haya sucedido.
Aprender a esperar, a cultivar la paciencia, es un don que se entrena, no se aprende de un día para otro, para esto se requiere voluntad y responsabilidad. En ello la naturaleza es una gran maestra, si es que queremos observar y entrenarnos con sus sabias enseñanzas.
A propósito, esta historia, nos invita a hacer reflexiones:
"Recuerdo que un invierno mi padre necesitaba leña, así que buscó un árbol muerto y lo cortó. Pero luego, en la primavera, vio desolado, que de lo poco que quedaba de ese tronco que él había cortado, brotaban nuevos retoños. Mi padre asombrado y a la vez con cierta tristeza, dijo 'yo, estaba seguro de que ese árbol estaba muerto al ver que había perdido todas sus hojas. Yo pensé que como era invierno y hacía tanto frío, las ramas se debieron quebrar y caer, como si al viejo tronco no le quedara ni una pizca de vida. Ahora me doy cuenta de que no era así'. Y volviéndose hacía mí, me aconsejó: 'Nunca olvides esta lección. Jamás cortes un árbol en invierno. Jamás tomes una decisión negativa en tiempo adverso. Nunca tomes decisiones importantes cuando estés en tu peor estado de ánimo. Espera. Sé paciente. La tormenta pasará. Recuerda que la primavera volverá (tomado del libro Aplícate el cuento, de Jaume Soler y M. Mercé Conangla)".
En los momentos de tempestad, el mundo personal se oscurece, hay afán para que salga la luz y todo alrededor vuelva a iluminarse. Cuando esté viviendo momentos así, salga contemple un jardín, mire las flores, los árboles, ellos no brotan de afán, lo hacen cuando es el momento, sin estrés y sin ansiedad, esa sería la mejor manera para tomar decisiones.
* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.
www.fannybernalorozco.com
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