La educación siempre ha sido un pilar fundamental para el desarrollo de una sociedad. Sin embargo, detrás de los salones de clase y los resultados académicos se encuentran las voces de quienes hacen posible este proceso: los docentes y directivos escolares. La reciente Encuesta de Opinión en Educación, realizada por la Fundación Empresarios por la Educación, arroja luz sobre las percepciones, preocupaciones y deseos de estos actores clave en Manizales.
Uno de los hallazgos más reveladores es lo que motiva a los docentes: el 37% valora profundamente la relación con sus estudiantes, y el 34% destaca el placer de ver a los estudiantes disfrutar del colegio. Este dato nos recuerda que la educación no solo se mide en resultados, sino también en experiencias humanas significativas. ¿Cómo podemos fortalecer estas relaciones y garantizar que cada estudiante encuentre en la escuela un espacio de crecimiento personal y académico?
Por otro lado, las preocupaciones reflejan una realidad compleja. Más de la mitad de los docentes (52%) identifica las brechas de aprendizaje como su mayor inquietud, mientras que el 38% se preocupa por el desempeño académico de los estudiantes. Estas cifras plantean preguntas importantes: ¿Estamos proporcionando las herramientas necesarias para cerrar estas brechas? ¿Qué estrategias innovadoras podrían implementarse para garantizar que todos los estudiantes tengan acceso a una educación equitativa y de calidad?
En cuanto al desarrollo profesional, tanto docentes como directivos coinciden en que el manejo de las emociones es la formación más valiosa, con un 69% y 63% respectivamente. Este énfasis en las habilidades emocionales no solo subraya la importancia del bienestar emocional en el proceso educativo, sino que también resalta un cambio de paradigma: educar no es solo transmitir conocimientos, sino también formar personas integrales. Si las habilidades emocionales son vistas como esenciales, ¿cómo podemos integrarlas de manera más efectiva en los currículos y en la formación docente?
A pesar de los desafíos, una mayoría de docentes (63%) y directivos (60%) no considera que trabajar en la docencia sea particularmente difícil. Sin embargo, esta percepción positiva contrasta con una alta insatisfacción respecto a los beneficios laborales: el 75% califica negativamente el régimen especial de salud, el 69% las posibilidades de ascenso, y el 48% el régimen de pensiones para docentes. ¿Cómo podemos esperar que quienes forman a nuestras futuras generaciones trabajen con motivación plena si perciben que su bienestar está comprometido?
Finalmente, resulta significativo que tanto docentes como directivos identifiquen las habilidades emocionales como el aspecto más importante para una educación de calidad. Esto nos invita a repensar el modelo educativo actual y preguntarnos: ¿Estamos priorizando lo que realmente importa? En un mundo cada vez más incierto, donde los retos sociales y emocionales son cada vez mayores, parece claro que estas habilidades son fundamentales para formar ciudadanos con capacidad de adaptación a situaciones difíciles, empáticos y capaces de afrontar el futuro.
La educación en Manizales enfrenta desafíos importantes, pero también tiene grandes oportunidades. Escuchar las voces de estudiantes, docentes y directivos es el primer paso para construir un sistema educativo más humano, equitativo y relevante.