En Colombia han existido médicos, que han ocupado muchas páginas académicas y sociales. La sociedad los reconoce como líderes de la atención medica en salud; la investigación; la ética; la docencia; la proyección social; el arte en todas sus formas, especialmente la literatura; el periodismo y la política.

Los nombres de los médicos tanto a nivel nacional como regional son reconocidos en diferentes épocas de la vida colombiana. Las distinciones nacionales  y regionales  se vuelven globales con el beneplácito de la sociedad colombiana.  

Antes la persona que ostentaba el título de médico tenía un reconocimiento que llegaba hasta el más humilde de los colombianos. Poco a poco su figura fue adquiriendo otras dimensiones dentro del contexto social y profesional hasta llegar a la realidad actual que deberá ser analizada bajo otros parámetros, modernos, que indican el distanciamiento de la tradicional imagen.

De unos cuantos médicos en Colombia se ha pasado a más de 80 mil y el número de Escuelas de Medicina aumenta rápidamente, pero los médicos generales siguen siendo pocos para las necesidades de la Atención Primaria en todo el país.

La semana pasada falleció el médico tolimense Manuel Elkin Patarroyo Murillo, ampliamente reconocido por los colombianos quien llegó a estar en la cúspide científica y social.

Los biógrafos del profesor Patarroyo tienen un gran arsenal para describir la verdadera dimensión de hombre y médico, incluyendo sus facetas de profesor e investigador.

Muy temprano en 1975, Manuel Elkin Patarroyo, cuando regresaba de sus estudios en el exterior, difundía de manera amplia un tema ignorado por la comunidad en general y limitado en estudiantes y profesionales. ¡La inmunología!  Dio amplia apertura a los modernos conceptos y llevó a sus charlas en el Planetario, Bogotá, en múltiples ocasiones a cientos de interesados en el tema.

El desarrollo de la inmunología ha sido incontenible desde la primera referencia a la inmunidad, relacionada con la Plaga de Atenas en 430 a C. El profesor Manuel Elkin con sus conocimientos desarrolló varias actividades que lo llevaron a ser merecedor de muchos reconocimientos, entre los cuales se encuentran 9 doctorados, Honoris Causa y múltiples distinciones en todo el orbe comenzando por los premios: Príncipe de Asturias y Príncipe de Viana y otras 13 de diferentes instituciones.

Sus actividades investigativas lo convirtieron en centro de discusión por los resultados de su vacuna sintética contra el paludismo. Igualmente fue objeto de una intensa crítica por la experimentación con animales en su laboratorio, especialmente con primates, Aotus, obtenidos de las selvas colombianas.

La cualificación de sus investigaciones pertenece a otro espacio en donde científicos han expresado sus criterios sobre los métodos y el producto obtenido por Manuel Elkin Patarroyo.  La crítica ha sido férrea en contra, basada exclusivamente en análisis de ciencia y tecnología. Sus estudiantes de postgrado tienen diferentes visiones de él.

El profesor Patarroyo visitó varias veces a Manizales congregando cientos de estudiantes y profesores, con su fácil palabra daba sus razones sobre sus resultados y la esperanza de mejorar.