En medio de las complejidades nacionales y regionales, en nuestro periodo en la Gobernación, los caldenses sacaron a flote su resiliencia y valentía. Así lo demostraron cifras contundentes arrojadas en su momento, como: crecimiento del PIB de 15,3 billones de pesos lo que representó un aumento del 11,3%; crecimiento del 11,4% en las exportaciones y 15.000 nuevos empleos, superando en un 4% el año 2019.
Sin embargo, no todos los desafíos fueron superados. Un ejemplo claro es el proyecto hidroenergético Miel II cuya producción podría llegar a los 120 megas, hoy objeto de críticas y controversias, por lo que es pertinente aclarar su realidad: en 2018, siendo gobernador de Caldas Guido Echeverri, la firma BONUS–CGI advirtió sobre el alto riesgo que implicaba la participación de Inficaldas en la subasta nacional de energía. La apuesta involucraba comprometerse con la construcción y entrada en operación de Miel II para diciembre de 2023, una decisión que muchos calificaron como apresurada. A pesar de las advertencias, en febrero de 2019 la Junta Directiva de Inficaldas autorizó la participación en dicha subasta, lo que terminó posteriormente con el pago de una multa de un millón de dólares.
La cronología de esos retrasos e incumplimientos datan de 2019: el 26 de abril y luego de haber sido adjudicadas las obligaciones de energía en firme, la Promotora Miel II ESP (hoy Promotora Energética del Centro ESP), abrió la convocatoria pública para la búsqueda del socio estratégico, con resultados infructuosos, pues para el 29 de noviembre el único habilitado era la Empresa de Energía de Francia, que no presentó oferta de capitalización, quedando el proyecto huérfano para cumplir las obligaciones asumidas.
También en una segunda auditoría del proyecto contratada por XM (empresa que opera y administra el mercado eléctrico colombiano), identificó en diciembre un retraso de 14 días en su programación, siendo imposible ya cumplir con el plazo restante sin un desarrollador.
En el mismo 2019 y siendo gobernador Echeverri, se dejó perder en un acto de ligereza técnica, el punto de conexión original de entrega de energía ubicado a solo 1.2 km. En cambio, se presentó una nueva opción en la subestación San Felipe (Mariquita), a más de 30 km. de distancia, y que exigía una nueva gestión predial, ambiental y un sobrecosto de más de 65 mil millones de pesos. Por eso en nuestra administración intentamos recuperar el primer punto de conexión.
En el 2020, en pandemia, abrimos un nuevo proceso de vinculación de un socio estratégico con el incentivo de compra de energía por un tercero comercializador, sin interesados, y se estructuró una nueva invitación privada con mayor flexibilidad, concretando a cerca de 30 compañías. Interpusimos también el recurso de reposición buscando la indemnización de perjuicios por el pago del millón de dólares exigido por la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG), y solicitamos a la Contraloría General el acompañamiento concomitante dado el posible detrimento patrimonial.
En materia socio ambiental, para el año 2020 se actualizó el componente biótico y se realizaron alrededor de 200 espacios de socialización en Samaná, Victoria y Marquetalia. Se caracterizaron familias, se elaboraron cartillas, difusiones radiales, mapa de ubicación de obras por veredas, video explicativo de la Hidroeléctrica a filo de agua; se inspeccionaron los acueductos veredales con Empocaldas; y se tuvieron acercamientos con universidades y Ecopetrol para la generación de comunidades energéticas. Todo esto demandó más recursos que el periodo gubernamental anterior.
Miel II es viable y necesario, más en medio de la crisis energética que enfrenta Colombia.
Urge la revisión de una banca de inversión y demandar la nulidad del acto administrativo de la ANLA, mientras la justicia ordinaria toma una decisión. Este proyecto representa una oportunidad para la unidad y la construcción conjunta, en lugar de continuar adjudicando culpas a terceros como lo hace el senador Guido Echeverri a quien se le desbordó Miel II en sus manos cuando fungía como gobernador. Más haría Echeverri en aprovechar su alianza con el actual presidente para defender el proyecto, alejado de apetitos burocráticos y políticos. El dedo acusador no construye, además connota incapacidad y populismo. Enfoquémonos, en cambio, en respaldar nuestras causas comunes y sacarlas adelante.