Al Gobierno nacional le serviría mucho leer el libro de Luis Roberto Rivas que hace una relectura sobre la forma cómo gestionó la Industria Licorera de Caldas por casi 7 años. La experiencia de Rivas muestra cómo lo público también puede ser bien gestionado. Cómo las empresas públicas no son para quebrarse ni para convertirse en cavernas de ratas, ni en feudos clientelistas burocratizados, sino que pueden ser dispensadoras de excelentes bienes y servicios, lo mismo que elevar el bienestar de la comunidad fortaleciendo el bien común.
¿Cuáles so

n los principios que Rivas muestra como vectores de transformación organizacional, para salvar a instituciones que estaban a punto de cierre y liquidación, y convertirlas en empresas eficientes y generadoras de bienestar?

Uno fundamental es romper la cultura organizacional de egoísmo e individualismo, de desconfianza y aislamiento, de burocratización e insolidaridad, de ineficiencia y apatía, … e instaurar una cultura de trabajo en equipo con mirada holística, colaborativa e innovadora. Hay que invertirle profundamente a lo relacional y a la visión compartida de largo plazo. La cultura va de la mano de la integración de un equipo humano con valores y técnica. En este caso la reintegración del equipo directivo con gente joven fue un hit.

El catalizador del proceso son los resultados tempranos, que animen y muestren que sí es posible operar de manera diferente a como se venía haciendo. Y está íntimamente ligado al cambio de perspectiva sobre las cosas, pasar de un pesimismo a una visión esperanzadora sobre la organización.

Pero allí no para el asunto. Implica articularse con otros para lograr las metas, allí en el caso de la licorera fue el desarrollo articulado con los distribuidores, haciendo unas relaciones de largo plazo, bebiendo de su experiencia y capacidades, con una visión de llegarle al cliente final. Es decir, una organización con el foco en los clientes. Solo no se puede, hay que hacer “juntanza”, como dicen los indígenas.

Pero los grandes cambios no sólo llegan con lo que se ha dicho hasta el momento. Sino que hay que saber tomar riesgos. Una gerencia que acepta retos grandes y que los asume, no ingenuamente, sino calculadamente, pero asumiendo los riesgos propios de grandes apuestas. Rivas compró la idea de abrir las fronteras con el grande, Antioquia. Y este ha sido uno de los grandes dinamizadores de la empresa en los últimos años. Hay que cambiar paradigmas, no hay que tener miedo, es el mensaje.

El desafío de gerenciar lo público con la eficiencia y la responsabilidad que describe Luis Roberto Rivas no se limita a casos puntuales; es una hoja de ruta para transformar otras instituciones públicas en Colombia. Proyectos que apuesten por la transparencia, el trabajo en equipo y la innovación son el camino hacia un sector público que no sea un peso muerto para la sociedad, sino un verdadero motor de progreso. No se trata de estatizar la economía, pero sí de darle jugadores oficiales que hagan bien las cosas.