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En días pasados Manizales Cómo Vamos presentó los informes anuales de educación básica y media y de educación superior en la ciudad. Tales análisis, que se basan en cifras de la Alcaldía, el Ministerio de Educación y el DANE, arrojan resultados contrastantes que deben ser bien observados para darle un mayor impulso a todo aquello positivo, pero sobre todo para corregir pronto aquello en lo que estamos mal y podría solucionarse con acciones específicas. Ahora bien, hay que tomar en cuenta que la base estadística es de antes de la pandemia y que la realidad hoy podría ser diferente, inclusive más crítica en algunos aspectos.
 Hay un asunto inherente a la demografía local sobre la cual es poco lo que puede hacerse, y tiene que ver con el descenso vertiginoso en las matrículas para la básica y media desde comienzos del siglo. De hecho, en el 2002 habían 83.140 estudiantes en esos niveles en la ciudad y en el 2019 eran apenas 52.760. Una fuerte caída en la tasa de natalidad sería causa principal de este fenómeno, lo cual se evidencia al comparar los censos del 2005 y el 2018, ya que los niños en edad escolar (5 a 16 años) pasaron de 77.918 a 62.842 durante ese lapso.
 Ahora bien, algo en lo que puede intervenirse y podría tener incidencia en la calidad educativa, es la cantidad de profesores por alumnos. La media nacional es de 32 estudiantes en la zona urbana y 22 en la rural. En Manizales tenemos más profesores, al tener un indicador de 22,36 en lo urbano y 15,89 en lo rural, lo cual con políticas pedagógicas bien enfocadas y un mejor aprovechamiento del tiempo de los maestros ayudaría a preparar de mejor manera a los alumnos, para las distintas mediciones que practica el Estado, y en las cuales tenemos falencias protuberantes. Es el momento de hacer un mejor uso del talento humano y mejorar los estándares de calidad.
 Un desafío sobre el cual no se tienen cifras, pero cuya precariedad quedó en evidencia en la pandemia, es el bajo acceso a internet de la gran mayoría de estudiantes de escuelas y colegios públicos. En el estrato 1 es de apenas 33,2%, en el 2 de 63,3% y en el estrato 3 llega al 81%. Generalmente, este acceso no significa plena disponibilidad, ya que se comparte con todos los miembros de las familias, en fijo o móvil. El panorama futuro nos exige cerrar esas brechas y también tener aparatos suficientes para el aprendizaje.
 También hay indicadores ligados a la repitencia, especialmente en el grado sexto, así como situaciones de deserción a las que hay que aplicar estrategias específicas y diversas situaciones en la educación básica y media que deben ser enfrentadas de manera directa y contundente.
 
En educación superior, en contraste, es muy positivo el crecimiento de matrículas durante los años recientes. Se pasó de 30.053 en el 2010 a 46.553 en el 2019. Esto demuestra el gran interés de jóvenes de diversas regiones del país por estudiar a Manizales, que se consolida como ciudad universitaria. Los posgrados también han crecido en número y matrículas. La calidad es algo que también se ha ido consolidando, al punto de contar la ciudad con cinco universidades acreditadas. Este fenómeno positivo se refleja en beneficios económicos y empleos en distintos sectores, que hay que fortalecer.