Desde hace unas tres décadas se habla acerca de la posibilidad de que la zona del Kilómetro 41 se convierta en un importante centro de logística, un nodo de mercancías y de materias primas que dinamicen la economía de la región. La actual administración de Inficaldas amplió la visión de esa iniciativa y ahora la llama Corredor Logístico y Agroindustrial del Occidente de Caldas, debido a que municipios como Anserma, Risaralda, Viterbo y Belalcázar también tendrían un influjo muy interesante en el proyecto.
No obstante, lo más importante es que esta zona será paso obligado entre Antioquia y el Valle del Cauca, y conexión por el occidente de Colombia entre el Mar Caribe y el Océano Pacífico, en Buenaventura. El hecho de que Pacífico Tres tenga una vía muy eficiente en toda esa zona, con el túnel de Tesalia a punto de inaugurar (lo cual acortará de manera significativa la distancia) y la construcción del Aeropuerto del Café y el establecimiento de un patio de contenedores entre Chinchiná y Palestina, son razones de peso para concretar este corredor.
Allí se logran reunir muchos elementos que le imprimen viabilidad al propósito de que en un área aproximada de 95,7 kilómetros cuadrados, que también abarca municipios como Neira, Chinchiná, Palestina, Filadelfia y Manizales, se pueda establecer un encadenamiento productivo. Si el llamado Tren de Café que llegaría a La Felisa despega, por fin, habría un factor más en esa sumatoria. No hay duda de que Caldas tiene todo el potencial para ser un gran abastecedor de alimentos para todo el mundo, hacia el Pacífico y el Atlántico, y este paso ayudaría a consolidar esa intención. La pertenencia a las regiones administrativas de planificación (RAP) del Eje Cafetero y de Antioquia tendrá efectos positivos.
La idea de este corredor es concentrar allí industrias, centros de acopio, empaquetadoras, centros de investigación, y toda una serie de nuevas inversiones con beneficios tributarios, que además conecten a Caldas y al Eje Cafetero con Antioquia, Valle del Cauca y Cundinamarca. Para avanzar, se trabaja en cambios en el uso del suelo y beneficios tributarios para quien invierta. La posibilidad de que este ordenamiento territorial fomente la ubicación de plantas transformadoras de cítricos, de aguacates, laboratorios y centros de investigación que generen y fortalezcan una cultura exportadora está hoy cercana.
En el foro virtual realizado por LA PATRIA hace una semana, el director de Infraestructura de la Andi, Edgar Higuera, señaló que de esta zona cafetera salen unas 300 mil toneladas mensuales hacia otras zonas del país y el exterior e ingresan unas 500 mil toneladas de importaciones, y que existe la posibilidad de aumentar 200 mil toneladas para los mercados nacionales y externos, que le darían un mayor sentido al proyecto.
Esta iniciativa también fue mirada con buenos ojos por Sergio Díaz-Granados, presidente de la Banca de Desarrollo de América Latina, CAF, quien participó en el foro. De acuerdo con este directivo, es un proyecto que “encaja perfecto con lo que ha hecho la CAF en 50 años, que es tratar de hacer más productivas las economías, resolver los cuellos de botella y los déficit en materia de infraestructura y al mismo tiempo apuntalar la transformación productiva de nuestra economía”.