Resulta muy extraño que en menos de 24 horas dos trapiches paneleros en zona rural del municipio de Filadelfia hayan terminado destruidos por incendios. Debe ser motivo de investigaciones que establezcan, lo más pronto posible, cuáles fueron las causas. Por fortuna fueron hechos ocurridos durante la noche del sábado y al amanecer del domingo, horarios en los que no se encontraba ninguna persona trabajando en estos espacios productivos, porque se estaría hablando de una tragedia. Sin embargo, lo que preocupa es que bomberos que atendieron estos casos presumen que los incendios pudieron ser provocados.
Intranquiliza lo sucedido porque en otros municipios del departamento se han presentado hechos muy similares, dejando a propietarios y a trabajadores sin infraestructura, sin maquinaria y sin recursos para continuar las labores de producción de panela, que casi siempre es de las pocas o la única fuente de trabajo para los habitantes. Esta semana registramos que desde el año 2020 LA PATRIA ha contabilizado las quemas de 19 trapiches, especialmente en Riosucio y Supía en el occidente de Caldas, en donde se presume que la mayoría han sido objeto de manos criminales. Los últimos fueron en territorios de resguardos indígenas.
Se cumple un cuarto de siglo en Caldas desde la época en que se empezaron a registrar más frecuentemente este tipo de incendios. Las autoridades anuncian siempre investigaciones, pero en ninguno de los casos se ha sabido algo sobre los posibles culpables o responsables, al menos para darle tranquilidad a las comunidades afectadas de que no se trata de incursiones de grupos violentos o armados para generar miedo y temor o si son retaliaciones de algún sector interesado en demostrar poderío. Ya es hora de que las autoridades, en cabeza de la Secretaría de Gobierno Departamental, den claridad sobre estos incendios o que por lo menos pongan en ejecución medidas para prevenirlos.
La quema de estos dos trapiches paneleros en Filadelfia también deja al descubierto la necesidad que tienen los cuerpos de bomberos del departamento de recibir de manera urgente dotación en vehículos y otros elementos apropiados y más modernos para actuar en este tipo de emergencias y en otras que se puedan presentar, en un territorio expuesto a todo tipo de riesgos. Estos dos incendios fueron en sitios de difícil acceso, lo que les dificultó a los bomberos realizar sus labores de manera más rápida y efectiva, y la Alcaldía no posee tampoco carros con tanques de capacidad suficiente para este tipo de percances.
Este año debería ser una prioridad del gobernador, Henry Gutiérrez, y de los alcaldes salir a gestionar con entidades nacionales o con organismos internacionales, recursos para dotar a los cuerpos de bomberos del departamento que en los últimos años no hayan recibido estas ayudas y estén operando con equipos obsoletos o que estén poniendo en riesgo la vida de los socorristas; pero además hay que hacer estas entregas sin miramiento político de ningún tipo. Acabar con un trapiche panelero es dejar sin forma de subsistencia a muchas familias y personas, e incendiarlo es dejar expuesto a todo un territorio al poder incontrolable de las llamas.
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