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Un cuidador con calidad de vida atenderá mejor a su protegido.
LA PATRIA | Manizales
En casa de los Hernández*, el cuidado de la matrona de la casa y de una de sus hermanas (de 98 y 96 años respectivamente), se le dejó a Susana. Esta última, hija de la primera mujer, era enfermera. Su historia se trae hoy, una jornada después del Día Internacional del Cuidador.
Poco a poco ella perdió su vida privada y fue absorbida por su labor, al punto, de enfocarse más en las mujeres de la tercera edad, que en su hija. Primero fue la renuncia a su trabajo y luego la afectación de su propia salud.
"Muchas veces dejó de ir a sus citas por estar ocupada con las viejitas. Poco a poco los achaques le fueron llegando y, aunque aún es joven tiene ciertas dolencias", dijo un familiar.
Lo que hacía era visto por otros como obligación. Salir a cortarse el pelo, a una cita odontológica le representa un problema. Gran dilema se le presenta al buscar quien la apoye.
"La invitaron al mar. Una hermana, que vivía en la misma casa con ella, se le enojó. La llamó irresponsable por aceptar una invitación de su hija. No tuvo reparos en hacer pataleta, cuando -por años- no tuvo la carga de cuidar a su madre. Que no considerara a la cuidadora, me pareció terrible".
Llamado de atención
Este es el escenario y señalamientos que muchos cuidadores tienen que vivir con sus familias y allegados. El asumir tal responsabilidad no les quita el derecho de merecer, ni mucho menos, el de cuidarse a sí mismos.
Daniela Ramírez Zárate, psicóloga clínica radicada en Manizales, habló del drama que suele tocar a quienes acompañan a un abuelo, enfermo o a alguien que tenga alguna dependencia.
"Vale hacer un reconocimiento, dado que son personas que realizan un acto compasivo y de amor siendo esto, frecuentemente, poco valorado. El cuidador asume un rol de representante, no solo legal, sino social. Tiene acciones con un buen impacto sobre las manifestaciones físicas y emocionales", resaltó.
Agregó: "Este no solo es un acto de amor sobre otra persona. Lleva a que la persona se abandone en sí misma. Sus prioridades y necesidades físicas, sus sentimientos, pasan a un segundo plano. En muchos se genera una sensación de culpa por no entregar su tiempo constantemente hacía el adulto mayor o a quien corresponde su atención".
Sus necesidades
Esa entrega lleva al abandono de las necesidades del cuidador. "Ellos también se enferman, no solo en lo físico, sino en lo emocional. Tienen una carga emocional muy alta y hasta se culpan de no poder hacer más por quien cuidan", mencionó la profesional.
Quienes no son cuidadores asumen que lo que hace el encargado es normal y lo ven como una obligación: "Es como si no tuvieran permiso de cansarse, el deber se les asigna 24/7. Terminan fatigados",
Ahí es cuando se presentan los síntomas del síndrome del agobio del cuidador, que es bastante común. Alteraciones del ciclo del sueño, de la conducta alimentaria, algunos de sus problemas. La irritabilidad se suma a estas manifestaciones con el que también se conoce como síndrome del Burn out.
En su ayuda
Para evitar esto, se les debe ayudar en el proceso. Tienen que aprender también a delegar funciones y tomarse un espacio para sí mismos. La red de apoyo está llamada a ser soporte para ambos, para el cuidador y el cuidado.
"Podrían una vez a la semana, por ejemplo, salir a hacer sus diligencias personales. Deben ir al médico, tal vez a comerse un helado, salir con sus amistades. No importa que el tiempo sea corto, lo fundamental es que sea sustancioso. Debe ser un tiempo para liberar la fatiga y el agobio".
Desde la parte psicológica, precisó Ramírez, también deben tener un acompañamiento que los conduzca a liberar los sentimientos reprimidos. Los especialistas están llamados a indicarles cómo racionalizar sus sentimientos.
El cuidador también debe prestarse a recibir apoyo, no evitar -como lo indicó la experta- la ayuda, negarse a salir. No tienen por qué sumirse solo en esta labor.
"El del cuidador es un rol que desgasta. Hay que reconocer su importancia y no dejarlos solos. Hay que ser compasivos con ellos, pero no desde la lástima, sino ser empáticos y ponerse en los zapatos de quien tiene la responsabilidad principal para con la persona que se cuida. El cuidador merece también calidad de vida".
* El apellido de la familia se cambió por solicitud de un integrante.
Conmemoración
Ayer se celebró el Día Internacional del Cuidador, una fecha que busca resaltar los derechos de las personas mayores, enfermas o con algún grado de dependencia.
Foto | Cortesía | LA PATRIA
“Cuidar implica amar sin medida para brindar al enfermo calidad de vida”: Daniela Ramírez Zárate.