Buñuelo

Foto | Luis Fernando Trejos | LA PATRIA / Dosifique lo que se come. Hay menor carga perjudicial en uno o dos buñuelos, que en tres, cuatro o cinco. Aplica también para porciones de natilla, lácteos y demás delicias de la temporada.

"No es lo mismo comerse un buñuelo, que comerse tres o cuatro de una sola vez. Así la carga de harina, de lácteo, de grasa, es mucho mayor. Hay que regular lo que se come en diciembre y todo el año"

El enunciado es de Juan Esteban Múnera Benavidez, especialista en terapias alternativas. El médico funcional e integrativo argumentó que la decisión de tener una alimentación adecuada no tendría por qué estar mediada por la temporada.

"Esto debe construirlo, cada persona, día a día, por su bienestar. Los buenos hábitos tienen que mantenerse todo el año. Debemos darle al cuerpo la comida que necesita para funcionar de la mejor manera. Debe ser una alimentación real, sin ultraprocesados, con frutas y verduras y una adecuada hidratación; con proteínas de buena fuente", mencionó el graduado de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP).

 

Prepárese para la ingesta

Agregó: "Sí sé que voy a consumir una gran cantidad de azúcares, carbohidratos, puedo llegar al sitio de la reunión con un termo que contenga agua con vinagre de alcachofa, manzana y cidra. Puedo hacer algo de actividad física antes, para preparar al organismo para lo que se va a ingerir; y posterior eso, que bien podría ser una caminata, para hacer el desgaste de lo ingerido".

El profesional enfatizó en tres aspectos fundamentales:

 

- ¡Orden saludable!

También es adecuado priorizar las verduras, ojalá estas ocupen más de la mitad del plato; para seguir con las proteínas, por ejemplo. Y terminar con los carbohidratos y/o azúcares. Los buñuelos, las natillas, deben ser siempre la parte final de la alimentación. Hay que tratar de mantener ese orden en el lugar en el que se esté.

En lo que tiene que ver con los fritos, lo que se podría hacer es optar por acompañarlos con bebidas aromáticas o cítricos, que contengan jengibre, con cúrcuma, que podrían funcionar bastante bien dentro del organismo.

Hay que elegir primero las harinas más complejas, llámese papa, plátano, yuca, galletas; y que por último se vaya, por ejemplo, las jaleas, las salsas. Ahí también valdría ingerir agua con vinagre para la digestión, con esto se logra que la carga sea inferior para nuestro cuerpo.

 

- ¡Más cuidado con las preexistencias!

Las comorbilidades que más nos debieran preocupar, a la hora de alimentarnos, son las enfermedades crónicas que tengan como origen la alimentación. Quiero decir con esto la diabetes, sobrepeso, obesidad, cuadros que impliquen la inflamación de las articulaciones (artritis, por ejemplo), el cáncer, etc. Ahí se tiene que cuidar mucho más lo que se come y seguir las recomendaciones del médico tratante, de la manera más estricta.

 

- ¡Dosifique la cantidad!

Hay que valorar por qué lo estoy haciendo: Si es por desinformación, si es por que no lo sé o si es por un hambre real. ¿Si sabemos que algo nos hace daño por qué lo comemos? El bienestar de cada quien dependerá siempre de lo que ingiere.

 

¡A moverse!

 

La actividad física en esta y todas las temporadas del año se hace crucial. Si bien hay excesos en la comida, ello -según el médico Juan Esteban Múnera Benavidez- debe compensarse con el movimiento. El sedentarismo no es una buena opción.

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