"El sindicado no muestras señales de arrepentimiento", dijo Monseñor.

"El sindicado no muestras señales de arrepentimiento", dijo Monseñor.

Monseñor Rigoberto Corredor, obispo de Pereira, se pronunció en una rueda de prensa sobre la muerte del sacerdote caldense Darío Valencia Uribe.

Explicó que no pudieron pronunciarse antes debido a las directrices de la Dirección Nacional de la Fiscalía, pero confirmó toda la información proporcionada previamente por este medio de comunicación sobre el caso.

Se realizó un seguimiento a los teléfonos celulares del padre Darío y de Julián Eduardo, el principal sospechoso. Además, se recolectaron grabaciones de cámaras de seguridad de la iglesia y de una estación de gasolina en el sector de Acapulco, donde Julián fue visto tanqueando la camioneta Nissan Frontier gris, con placa GKL 427, con la ventanilla parcialmente abierta.

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Pasos

La investigación mostró que Julián Eduardo transportó el cuerpo del padre Darío en su camioneta por la vía La Virginia-Viterbo, deteniéndose en una estación de gasolina en Acapulco. Luego, optó por una ruta alterna que lo llevó a las veredas de Belalcázar, con el fin de evitar el peaje.

Allí, en una zona veredal, estacionó el vehículo en el costado derecho de la vía, bajó el cuerpo del sacerdote y lo lanzó a un abismo de aproximadamente 40 metros. Después de abandonar el cadáver, se dirigió a Viterbo, donde limpió la camioneta y la guardó en un parqueadero del casco urbano el 25 de abril, alrededor de las 2:30 p.m., con la intención de dejarla allí por un mes.

El señalado confesó el crimen al recibir cartas de su familia, entre ellas de su madre, hermana e hijo, lo que lo llenó de sentimiento.

Admitió que disparó cuatro veces, en una vía de Pereira, que el padre quedó recostado sobre el volante de la camioneta y se negó a explicar los motivos del homicidio, Se reservó esa información. Es decir, nunca se sabrá el verdadero motivo. Monseñor sugirió que el móvil del crimen podría haber sido por dinero. Expresó que el sindicado no muestras señales de arrepentimiento.

 

"La madre del padre Darío sigue bajo el cuidado de la Diócesis. Ella siempre ha estado en shock, más que lágrimas, es el dolor y la tristeza. Tiene mucha fe y no ha sido desamparada; la tenemos en un lugar tranquilo y seguro”, expresó.

 


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