La muerte quedó, por ahora, impune.
LA PATRIA|MANIZALES
No pudo demostrar la Fiscalía, ni ante el Juzgado Penal del Circuito de Anserma, ni ante el Tribunal Superior de Manizales, la supuesta responsabilidad de el Diablo en los delitos de homicidio y porte ilegal de armas. En ambas decisiones fue absuelto.
Al señor lo imputaron por unos hechos del 2 de febrero del 2019, cuando funcionarios de la Sijín de Viterbo fueron informados de la presencia de un cuerpo sin vida y en alto grado de descomposición a campo abierto, por lo
que acudieron a la vereda Altomira, del municipio de San José, donde efectivamente hallaron al occiso que posteriormente fue identificado como Carlos Andrés Osorio Gil. Tenía una herida por proyectil de arma de fuego a la altura de su cuello.
Su teoría era que el día del crimen, la víctima y el Diablo se citaron en un sector llamado El Monte, de San José, para hacer la entrega de un estupefaciente, Sin embargo, después de esa oportunidad no se supo más del hoy fallecido.
Se indicó que Osorio Gil había delatado a el Diablo con las autoridades de ser la persona que presuntamente
comercializaba droga en San José, lo que le representó su encarcelamiento, y que por eso lo mató, en venganza, pues así lo había anunciado.
Se le atribuyó entonces el atentado contra la vida, al cual se sumó el delito de porte ilegal de arma de fuego, al verificarse que no contaba con el permiso de autoridad competente.
El proceso
- 1. La aprehensión del indiciado se llevó a cabo el 6 de agosto del 2021.
- 2. Al día siguiente fueron las audiencias preliminares, donde no aceptó cargos y le dieron medida de detención en cárcel.
- 3. El 24 de febrero del 2022 se dictó fallo absolutorio y se ordenó la libertad del acusado. "El primer escollo de la Fiscalía fue tener dos hipótesis delictivas: ajuste de cuentas por deudas de estupefacientes que el occiso
- tenía con el procesado y la otra una venganza por haberlo delatado ante las autoridades como expendedor y haber caído preso".
- 4. "A pesar de que la muerte violenta de la víctima con arma de fuego se encontraba debidamente acreditada, no pudo establecerse la responsabilidad del acusado, porque las personas que compartieron con aquel antes de morir no permitieron establecerlo y los indicios resultaron débiles".
- 5. "Testigos cercanos dieron a conocer que entre su familiar occiso y el encartado existía una buena relación. Apuntó a que fueron rumores y comentarios lo que caracterizaron este caso en el que hubo múltiples suposiciones y no certezas durante los días de desaparición de la víctima, haciendo ver que el padre y el hermano del occiso no pudieron dar cuenta de información directa, sino que testificaron sobre lo que terceras personas les relataron", dijo la primera instancia.
- 6. Se habló de que una señora de una tienda supuestamente escuchó a la víctima cuando cuadraba una reunión con el Diablo, sin que fuese llevada a estrados a declarar, así como con la actividad investigativa tampoco se realizó
- análisis del celular (minutero) desde el que se comunicó el muerto, ni se procuró ubicar y hacer comparecer a la persona que supuestamente escuchó en la cárcel de boca del propio acusado que se vengaría de Carlos Andrés Osorio Gil. Quedó como información etérea, que solo vino a ser ventilada en el juicio oral y no durante los dos años que duró la investigación.
- 7. La pareja del fallecido también aludió a los rumores que habían en el pueblo, pero sin conocimiento de causa.
- 8. "No se logra soportar un fallo de responsabilidad, los familiares y la pareja de la víctima acudieron a dar cuenta de lo escuchado en boca ajena, convirtiéndose en testigos de oídas que no fueron de primer grado, no dieron certeza de la fuente de su conocimiento, no se clarificó cómo se transmitió la información y no cuentan con otros medios
- que le respalden. No hubo prueba clara de la presencia del procesado en el lugar de los hechos o en cercanías".
- 9. El Diablo permanecía en la finca la La Valentina, donde trabajaba y de donde poco se ausentaba, tanto así que enviaba el dinero para la manutención de su hija hasta el pueblo".
La apelación
La Fiscalía insistió en que ambos móviles llevaron al crimen. Además, que la pareja del fallecido contó que este le anunció que ese día se iba a ver con el el Diablo para comprarle unos estupefacientes.
"Involucraban al procesado por ser la única persona con quien tenía problemas Carlos Andrés Osorio, de quien se perdió rastro justo el día que se conoció a través de su primo (con quien trabajaba y dijo que le dio permiso) y su pareja que fue citado por el Diablo.
El Tribunal Superior de Manizales mantuvo la absolución. "A estrados comparecieron 13 declarantes, ocho convocados por la Fiscalía, y ninguno de ellos dijo haber presenciado el momento consumativo del homicidio o estar en cercanías con antelación al atentado, por lo que no tuvieron modo de señalar si acaso la víctima arribó o se encontró allí con alguien".
Carlos Andrés Osorio Gil, de 30 años, era natural de Risaralda (Caldas). Portaba su documento de identidad. Vivía en la vereda Arrayanes, de San José. La familia les dijo a los investigadores que Osorio Gil desapareció siete días antes y que lo hacía frecuentemente, pues era consumidor de estupefacientes.
Vereda Altomira, del municipio de San José.
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