Nunca había escuchado declaraciones más atípicas y delirantes de un presidente de Estados Unidos, le faltan solo 5 días para retomar el cargo, que las dadas por Trump en estos últimos días: Propone que Canadá se convierta en un estado más de la Unión, así de simple, dice que el mapa quedaría ‘muy bonito’, y a renglón seguido se despacha en feroces críticas contra el gobierno canadiense reclamándole por ser parásito de USA; lanza al aire la idea de que Washington recupere el control del Canal de Panamá, afirma que hay hostilidad de las autoridades del Canal con los buques de USA y que los chinos se están apropiando de esta zona extremadamente sensible en la geopolítica y geoeconomía mundial; no descarta el uso de la fuerza para recuperar el canal; y ofrece a Dinamarca comprarle Groenlandia, pues sería una “maravillosa adquisición inmobiliaria”, y por allá entre líneas no descarta la toma militar de la isla.
Así como Estados Unidos y Canadá son dos países mellizos, lo han sido Alemania y Austria. Resulta que en el año 1.938 Hitler se anexó a su vecino y entró triunfante en Viena el 15 de marzo. En octubre del mismo año los nazis invaden Checoslovaquia, pues los Sudetes se consideraban parte de su espacio vital, y en 1939 invaden Polonia, por las mismas razones. Entonces se desata la Segunda Guerra Mundial. Para Trump, Canadá, Panamá y Groenlandia son parte de su soñado espacio vital.
Esto no quiere decir que necesariamente estemos ad portas de una guerra mundial, eso sería hacer una burda y torpe analogía. Pero sí nos da señales de unos patrones de pensamiento y de posible comportamiento del nuevo presidente. Las tres propuestas de Trump son agresiones a los estados mencionados y rompen con las más elementales nociones del Derecho Internacional y las relaciones diplomáticas.
En cuanto a Groenlandia, además de insultar y agredir a los daneses, la propuesta de Trump refleja su ignorancia, pues la isla no es una provincia más de Dinamarca, es un ‘territorio autónomo’ vinculado al Estado danés. Si bien su vida política, económica y social está ligada de manera fuerte a Dinamarca, como con un cordón umbilical, los groenlandeses podrían declarar su independencia total y convertirse en un Estado autónomo, y en este sentido un sector político de la isla aboga por esta opción. En este sentido, luego de obtener la autonomía, teóricamente podrían declarar su anexión a USA, pero esta idea no pasa por la cabeza de nadie en la enorme isla (dos veces el tamaño de Colombia). Trump quiere tener en su bolsillo a Groenlandia básicamente por razones económicas, pues debido al deshielo provocado por el calentamiento global, en el Océano Ártico se están abriendo posibles rutas para barcos mercantes y militares y él quisiera controlar ese corredor estratégico. Pero esto va en contravía de lo que quiere la mayoría de groenlandeses, y causaría un daño ambiental brutal, de dimensiones colosales. Sería como atravesar el Amazonas por infinidad de autopistas de 10 carriles.
Hasta ahora Trump ha sido contradictor de palabra de las intervenciones militares de Estados Unidos en otras partes del mundo. Pero no se sabe cómo procederá en su nuevo mandato. Lo que sí revelan sus declaraciones es la rudeza con que ‘manejará’ el mundo.