Seguir usando el espejo retrovisor para culpar a los gobiernos anteriores de todos los males de hoy es una mala estrategia del Gobierno Petro cuando lleva dos años y cinco meses de su mandato. Deberían el presidente y todo su gabinete enfocarse en las metas de su Plan Nacional de Desarrollo y, sobre esa base, definir qué pueden hacer este 2025, que es es ya la recta final de esta Administración, porque el 2026 es un año amarrado a lo electoral y con ley de garantías operando sobre la gran mayoría de las ejecuciones.
Tener un presupuesto deficitario, debido a que para este año se contemplan ingresos por 511 billones de pesos, pero los gastos están calculados en 523 billones de pesos, obliga a recortar gastos y esto debe hacerse de forma inteligente y eficiente. Ningún ministerio, entidad o dependencia del Estado colombiano puede seguir con el ritmo de erogaciones que ha traído desde el 2023, cuando entró a regir el primer presupuesto nacional planteado por el Gobierno Petro.
Hay que poner en marcha un plan de austeridad real, como les correspondió hacer a otros gobiernos que lo antecedieron. Se debe reconocer que al Gobierno actual sí le ha correspondido pagar más por la alta deuda pública, pero es parte de las obligaciones que se deben honrar, no solo porque es cumplir lo pactado, sino por mantener la buena imagen que ha mantenido Colombia desde hace más de medio siglo. Las decisiones se deben complementar con austeridad, como se ha dicho, y reducción de burocracia en donde se dupliquen funciones. Otro eslabón debe ser, como se promete cada tanto, perseguir a evasores y elusores fiscales, como debe ser. La situación económica del país no está para nada de eso y toca apretarse el cinturón si lo que se busca es obtener resultados positivos.
La prioridad deben ser las inversiones en obras y en proyectos que reactiven la economía y en lo que tanto se ha quedado corto este Gobierno, incluso parando programas tan necesarios como los de vivienda de interés social y prioritario, no solo por ser motor de la economía, sino porque soluciona una de las necesidades mayores de los colombianos. Aún no se ven las realizaciones en los departamentos, pero sí muchos anuncios y promesas. Ahora que el presidente Petro está en proceso de planeación estratégica, además del plan de austeridad, debe concentrarse en inversiones inteligentes que causen derrama económica para el país.
Tampoco se puede impactar con un plan de austeridad los servicios de salud y de educación, que deben seguir siendo una prioridad del Estado como indica la Constitución. Por eso se necesita de ideas inteligentes, de personal capacitado y experimentado que tome decisiones y actúe sobre criterios técnicos y no politiqueros ni ideológicos, que tanto daño le han hecho ya a este país. El presidente Petro, cuando asumió, se comprometió a hacer un Gobierno distinto, transparente, lejos de la corrupción. Esto no lo ha cumplido y la ejecución se quedó en chu, chu, chú, así que lo que se pide es que se actúe más y se hable menos.
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