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Recalcamos algo que ya habíamos dicho en este espacio. En asuntos de planeación gubernamental parece que el país está caminando hacia atrás en lugar de proteger y fortalecer las cosas que bien funcionaban antes. Basta darles una mirada a los planes de desarrollo territorial, que se aprobaron en los concejos municipales a mediados del año pasado, para darnos cuenta de que muy pocos municipios les prestan la atención debida como instrumento de proyección. Para la muestra, la mayoría de los 26 botones que publicamos en LA PATRIA durante la semana que terminó, que dieron cuenta de cómo visionan cada localidad sus alcaldes.

Hay que recordar que en Colombia existe el voto programático. Esto es que cada elector de un alcalde, de un gobernador, de un presidente, vota por el programa de gobierno que inscribe el candidato. Aunque sabemos que en la práctica se elige por las personas, se está decidiendo es entre propuestas que, para el ganador, son la base de lo que construirá como su Plan de Desarrollo, el cual para que esté mejor elaborado requiere la participación ciudadana, el proceso de mejora y aprobación en el Concejo Municipal y la revisión del Consejo Territorial de Planeación. Es así como se logran plantear propuestas que realmente beneficien a los municipios.

Nos dimos a la tarea de revisar todos los planes de Desarrollo de Caldas y encontramos que podrían ser intercambiables. Cambie el nombre de un municipio por otro y termina calzándole a cualquiera, precisamente porque falta rigor técnico en casi todos y parece que se elaboraran más por cumplir una norma que por pensarse en el mediano y largo plazo el municipio. Basta explorar las visiones, que no contemplan todos los planes de Desarrollo, o echar una mirada a los pocos que tienen indicadores, pero que no son medibles, sino que se vuelven apenas enunciados de buenos propósitos: mejorar, avanzar, crear una base, establecer... En fin, una serie de verbos que no se permiten medirse.

Vale la pena que se revise la forma en que se ha olvidado que la Ley de Acceso a la Información Pública obliga a los entes gubernamentales, a todos sin excepción, a ser transparentes en el manejo de sus datos y lo mínimo es que tengan a disposición de quien quiera consultar las decisiones de gobierno, la que debería ser más importante en los cuatro años de cada periodo, el Plan de Desarrollo, pero toca hacer malabares para encontrarlos. Concejos municipales que no suben sus acuerdos, alcaldías que creen que postear una noticia en Facebook de que les aprobaron el Plan, pero sin mostrarlo, es suficiente. Nada más opaco que una administración que no se empeña en que los ciudadanos conozcan sus decisiones de fondo.

Claro que el problema empieza por el propio Departamento, que puso en su Plan de Desarrollo 2024 - 2027 una visión tan poco concretable como que sea un Caldas próspero y sostenible, sin imponerse retos, cuando debería ser una propuesta que permitiera alinearse a los municipios con los deseos de todo el territorio, pero eso es lo que hay y deberíamos como ciudadanía exigir más de quienes nos gobiernan para que realmente construyamos el futuro de Caldas y de los caldenses con visión integradora y colectiva. No con los espasmos del gobernante de turno.