Mantener en 15 departamentos la aplicación del monopolio rentístico sobre los aguardientes era retrógrado. Como lo explicó el gerente de la Industria Licorera de Caldas (ILC), Diego Angelillis, se trataba de una facultad impuesta desde la época de la colonia, hace más de 200 años. No podía seguir rigiendo una medida de este tipo en los tiempos actuales, porque estaba impidiendo ejercer los derechos a la libre empresa, a la libre competencia y a la libertad de elección de los consumidores. En buena hora la Corte Constitucional, en su sabiduría, resolvió declarar inexequibles normas de la Ley 1816 del 2016 que facultaban a los gobernadores de departamentos productores de aguardiente para restringir la venta de otros aguardientes en sus territorios.
Se abren así las fronteras para todos los aguardientes del país; mantener la prohibición entre nuestros productos nacionales era además inequitativo, si se equipara con la venta abierta de licores importados. No era sensato tener restricciones internas, pero facilitar el camino a lo extranjero. Fue una lucha jurídica que en el 2024 asumieron el gobernador de Caldas, Henry Gutiérrez, y Angelillis desde su llegada a la Gerencia ese año, porque en la Corte Constitucional venían en trámite dos demandas desde el año 2023 iniciadas por la imposibilidad de vender el Aguardiente Amarillo de Manzanares en el departamento de Cundinamarca. Gobernador y gerente se pusieron la camiseta para promover con las sociedades de consumidores, con la gente con los medios de comunicación la necesidad de eliminar este monopolio.
Una vez conocido el fallo de la Corte, lo que debe venir es que la ILC inicie un amplio y novedoso plan para promover sus productos, pero no solo del exitoso Amarillo, ahora puede hacerlo con todos sus licores en el país, sin descuidar el mercado en el que se viene moviendo en Caldas porque es el que le ha permitido llegar a las buenas cifras de ventas; hay que seguirlo consintiendo. La Industria Licorera de Caldas ha sabido estar a la vanguardia de las estrategias de mercadeo y publicidad, y ahora tendrá que asumir un reto mayor porque se abre la sana competencia con el resto de licoreras del país, pensando siempre en mantener la mejor calidad y en satisfacer a los consumidores que ya podrán elegir y comprar lo que más les guste.
Los departamentos productores de aguardientes en Colombia que están temiendo por la desaparición del monopolio rentístico de este licor, al considerar que se reducirán sus ingresos por concepto de transferencias, no deberían estarlo. Al contrario, esta decisión de la Corte se convierte en una oportunidad para desarrollar nuevos licores, de ser más innovadores en los procesos de producción y más eficientes en las ventas, que al final del día dejarán ganancias para todos. Con seguridad las transferencias por venta de aguardientes se ampliarán más y se distribuirán entre todos.
Más bien se eliminarán las malas prácticas de mercado para bloquear la presencia de buenos productos que representaran competencia. Todos en el país deberán ajustarse a la ley. Las autoridades, por su parte, tendrán que seguir en la lucha contra el contrabando de licores, pero también entre departamentos se puede ir pensando en estrategias conjuntas para salir a vender en otros países. Lo que se abren son múltiples posibilidades económicas y empresariales.
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