Esa fue la expresión que utilizó el presidente Petro para explicar que las EPS del país estaban en crisis y que terminarían cayendo como fichas de dominó. Su falta de compromiso para gobernar permite que esta expresión se pueda utilizar en otras entidades y programas del Gobierno.
A la fecha ha intervenido nueve empresas de salud -está en cola Sura-, nombrando interventores sin experiencia para manejarlas. Los primeros alcanzaron a estar escasos siete meses en el cargo. El Gobierno tuvo que relevarlos, no dieron la medida y, además, algunos tuvieron malos manejos. Entre las intervenidas se encuentra la Nueva EPS que es la sexta empresa más grande del país. El Gobierno tiene el manejo de más del 50% de la salud. Lamentablemente la prestación del servicio está más mal de lo que estaba antes de las intervenciones.
El atraso en el giro de los recursos a las IPS trajo consigo el crecimiento de la cartera y el incremento en las quejas y reclamos por la mala prestación del servicio y la falta de suministro de los medicamentos. Las tutelas están llegando a un récord histórico. El Chuchuchú no solo acabó con las EPS, va por la salud de los colombianos.
Por otro lado, el Gobierno recortó los subsidios y préstamos del Icetex, golpeando directamente a los sectores populares. La política es acabar con las universidades privadas. Petro no entiende que las universidades públicas no están en capacidad de recibir a todos los estudiantes que quieren formarse técnica y profesionalmente. Pasar el examen de ingreso a una universidad pública, como la Nacional es muy difícil, sobre todo si se tiene en cuenta la inequidad en la formación académica entre los colegios privados y los públicos. No entiende que las universidades privadas están haciendo un gran esfuerzo recibiendo estudiantes de estratos populares, quienes ingresan gracias al Icetex o por becas que se les otorgan. Todo apunta a que el Icetex también va a ser víctima del Chuchuchú.
Ecopetrol está cayendo en picada, por la restricción en las exploraciones petroleras, la escasez del gas, las malas decisiones en los nuevos negocios y la mala administración de la compañía. Esto está trayendo consigo dificultades en el suministro de gasolina y el gas está subiendo de valor. Sin petróleo no hay recursos y el Chuchuchú va a hacer de las suyas.
Petro prometió que la corrupción en su Gobierno se iba acabar. Son muchos los casos que ha tenido. Los más destacables son el de Armando Benedetti. El presidente ha gastado millones de pesos para mantenerlo callado. El otro, es el exministro de Hacienda, quien era el encargado de manejar y controlar la plata del país. En un trino enredado de más de cinco hojas, el presidente defendió su gestión y honestidad, pero terminó pidiéndole la renuncia para que se defendiera por fuera del Gobierno. Poco le importó que, en ese momento, estaba en Uruguay haciendo el “oso” y lo dejó como ministro delegatario con funciones presidenciales. La corrupción hay que verla como otro Chuchuchú del Gobierno.
Sin lugar a dudas el Chuchuchú más complicado es la seguridad nacional. No solo por el aumento permanente del control territorial de los grupos al margen de la ley, sino también por efectos de la delincuencia común y sobre todo por la extorsión cuyos recaudos podrían estar muy cercanos a los de la DIAN.