![El papel de la niña y la mujer en la ciencia es analizado hoy en su Día Internacional por Angélica María Rodríguez Ortiz, columnista invitada a la sección de Educación del diario LA PATRIA. El papel de la niña y la mujer en la ciencia es analizado hoy en su Día Internacional por Angélica María Rodríguez Ortiz, columnista invitada a la sección de Educación del diario LA PATRIA.](/sites/default/files/styles/ampliar_945/public/noticia/2025-02/muejryninacienciasuperwebweb.jpg?itok=NnSCKP7a)
Fotos | Cortesía | LA PATRIA
El papel de la niña y la mujer en la ciencia es analizado hoy en su Día Internacional por Angélica María Rodríguez Ortiz, columnista invitada a la sección de Educación del diario LA PATRIA.
LA PATRIA | Manizales
Angélica María Rodríguez Ortiz es investigadora Senior (Minciencias), de la Universidad Autónoma de Manizales y docente de la Escuela Normal Superior de Manizales.
Ella, como columnista invitada de LA PATRIA, efectúa una profunda reflexión hoy (martes 11 de febrero) a propósito de la celebración del Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia 2025.
La columna es la siguiente:
Mujer, ciencia y educación: ¡juntas por el cambio!
A lo largo de la historia, las grandes ideas de la humanidad han sido atribuidas a pensadores de género masculino. La ciencia y la filosofía fueron negadas durante siglos a las mujeres. Sin embargo, pese a las represiones culturales y sociales, y a las limitantes de cada época, existieron mujeres que traspasaron las reglas para acceder a la educación y aportar en la construcción del conocimiento.
Merit Ptah, Sophie Germain, Jeanne Villepreux-Power, Sofia Kovalévskaya, Chantal Delsol, Isabel de Bohemia, Augusta Ada King, entre otras, realizaron valiosos aportes en la filosofía, la medicina, la biología, la literatura y las matemáticas; hicieron ciencia y filosofía, pero sus ideas, en el mejor de los casos, fueron tomadas por hombres cercanos, quienes las presentaron como suyas.
Reafirmo la idea: en el mejor de los casos, porque en muchos otros, se tomaron como notas sin mérito. Solo tiempo después se dio valor a sus estudios, aunque estos ya habían sido la base para muchos de los avances que se tienen hoy en esos campos del saber.
Los nombres de estas pensadoras poco o nada figuraron durante muchos años en los libros de texto que se trabajaban en las aulas. Y, me atrevería a afirmar que, en muchas de nuestras instituciones educativas, continúan invisibilizados. Esta situación devela una realidad educativa en la que se crean imaginarios de una figura masculina asociada a la ciencia y a la investigación. Una realidad que se ancló tan profunda en la sociedad, que, en la actualidad, aunque se habla de cambio, las prácticas en las aulas siguen ancladas a ciertos “machismos”, que subyacen inconscientes en las representaciones que tienen niñas, niños y jóvenes cuando se les pregunta por la ciencia.
En el discurso del aula, empiezan a resonar nombres como Hipatia de Alejandría o Marie Curie cuando se habla de ciencia y han convocado eco reflexivo en la filosofía las ideas de Simone de Beauvoir, Judith Butler, Hannah Arendt o Victoria Camps. No obstante, en diversas partes del mundo y a lo largo de la historia, han sido muchas las mujeres que han aportado bajo la sombra masculina al conocimiento.
Hace pocos días indagaba con mis estudiantes, tanto de educación media como de pregrado y posgrado si conocían a alguna científica. Vaya sorpresa al descubrir que su concepción de ciencia sigue anclada al laboratorio, desconociendo los aportes de las ciencias sociales; además, enunciaron un par de nombres de las pensadoras mencionadas en el párrafo anterior, pero al preguntar por intelectuales los nombres de varios filósofos y científicos afloraron en sus discursos. Coincidían en una serie de autores reconocidos que siguen siendo enunciados, año tras año, por sus docentes en el aula; quizás porque son estos quienes vuelven una y otra vez sobre los mismos nombres al hablar de ciencia y no se dan a la tarea de revisar la historia y desempolvar los nombres de científicas y filósofas para mostrar una construcción del conocimiento que valora tanto las ideas de los hombres como de las mujeres. Hablamos de cambio, pero en la práctica este no es latente.
Lo más triste de mi diálogo con los estudiantes, en especial, con los de la universidad, era que no lograban ver que muchas de sus docentes también hacemos ciencia y desde nuestros campos del saber aportamos en la construcción del conocimiento para transformar nuestro entorno. No lograban reconocer que la ciencia no es algo lejano y para privilegiados masculinos; sino que todos podemos aportar desde la investigación y a todos nos concierne la construcción del conocimiento.
Aproveché el espacio para reflexionar en mis clases sobre cómo las mujeres de nuestro territorio estamos formándonos y desde la investigación logramos aportar a la transformación social; sin embargo, urge cambiar, desde la educación, las representaciones que se tienen sobre la ciencia y el papel que la mujer ha cumplido en ella. Lo anterior lo sustento, porque en una investigación reciente, con un grupo de colegas en Caldas, pudimos observar que, aunque las mujeres de nuestro territorio, en especial nuestras docentes, tienen mayor nivel de formación de posgrado (maestrías y doctorados) que los docentes del género masculino, a la hora de preguntarles a estas por su papel en la ciencia, no se veían a sí mismas como capaces de hacerla desde el aula.
Hoy (12 de febrero) en la celebración del Día Internacional de la Niña y la Mujer en la ciencia 2025, desde esta reflexión, realizo la invitación a mis colegas docentes, en todos los niveles educativos, para que con nuestras niñas y jóvenes generemos espacios en el aula para iniciarlas en una cultura científica sin sesgos de género. Quienes estamos inmersas en la actividad científica debemos asumir la responsabilidad social para motivarlas y formarlas en una concepción de ciencia más cercana a su contexto; una ciencia para todos, en la que participemos de manera activa para resolver los problemas de nuestro entorno. Debemos formar en vocaciones científicas a nuestras niñas y mujeres y seguir luchando para que sean visibles y brillen con sus aportes alcanzando un país más justo. Serán ellas, nuestras niñas, nuestras jóvenes, nuestras investigadoras quienes trabajen a la par con sus colegas del género masculino, desde los diversos campos del saber y, en un futuro cercano, visibilicen ese conocimiento que ha sido negado y robado a nuestras mujeres. ¡Caminemos juntas hacia el cambio!
Haga clic aquí y encuentre más información de LA PATRIA.
Síganos en Facebook, Instagram, YouTube, X, Spotify, TikTok y nuestro canal de WhatsApp, para que reciba noticias de última hora y más contenidos.